3.11 - Corazones rotos

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Era Martes. El sol comenzaba a esconderse cuando Mer llegó al departamento de Matt.

Estaba llena de nervios, sus manos sudaban, y el vaso de café en su mano estaba a punto de romperse, pues lo apretaba con mucha fuerza.

Trataba de mantenerse tranquila, pero, le parecía imposible.

Había despertado esa mañana, y simplemente tomó una decisión: tratar de no romper el corazón de Matt Murdock.

Difícil misión.

El castaño la recibió con una sonrisa. Esa bonita sonrisa con la que siempre la recibía.

Mer notó algunos raspones en su rostro, y supuso que ser Daredevil le había pasado factura unas noches antes.

— ¡Hola! —saludó el abogado, dejándola pasar— No habías respondido mis llamadas. Estaba preocupado.

— No, todo está bien —asintió, sin importancia

El castaño se acercó a ella para dejar un pequeño beso en su mejilla, y, cuando esperó que Mer lo devolviera, simplemente no hubo nada.

Absolutamente nada.

Ella se quedó estática mientras pensaba como comenzar.

Antes de cualquier cosa, la castaña le entregó una bolsa con comida mexicana que había comprado para cenar.

— Huele a tacos, y quesadillas —soltó Matt, con una sonrisa

— Traje ambos.

— Genial. ¿Qué quieres para tomar? —cuestionó, dirigiéndose a la cocina

— Lo que sea —respondió, sin muchos ánimos

Matt frunció el ceño una vez más. De pronto ella tenía una actitud extraña que comenzaba a preocuparle.

Tratando de adivinar, sirvió un vaso de agua simple para ella, y uno para él. Ambos con cubitos de hielo en forma de triángulos.

Se sentaron a la mesa sin decir mucho, y comenzaron a cenar antes de que la comida se enfriara.

— Entonces, ¿Qué tal tu viaje? —cuestionó Matt, con curiosidad

Mer mordió su labio inferior con indecisión, y se encogió de hombros ligeramente.

Al no obtener una respuesta verbal, Matt comenzó a sentirse conflictuado. La seriedad de la castaña no parecía normal.

— Mer, ¿Está todo bien?

La chica ladeó la cabeza mientras bajaba su mirada hasta su plato. Las cosas no estaban bien, pero, ¿Cómo se lo haría saber?

La culpabilidad llegó a ella, y soltó un suave quejido de incomodidad conforme trataba de tranquilizarse.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora