2.7 - Sin poderes

509 61 27
                                    


Era de madrugada, y Pietro despertó de repente.
Palmeó el espacio vacío a lado de él y descubrió que Mer no estaba ahí.

Un día antes sucedió lo mismo, y los días anteriores a ese.
Él no le tomaba importancia, volvía a dormir, y luego, cuando despertaba de nuevo, Mer ya estaba de vuelta a su lado.

El suponía que despertaba para ir al baño o algo así.
Ese día estaba dispuesto a dejarlo pasar y cerrar los ojos para conciliar el sueño de nuevo, pero, algo dentro de él hizo que se levantara.

Tocó la puerta del baño varias veces, y no obtuvo respuesta, luego la llamó por su nombre, y lo único que escuchaba era el sonido casi inaudible del aire acondicionado.

Abrió la puerta del baño, y estaba completamente vacío.

Encendió la luz de la habitación, y dio un rápido escaneo con la vista.
Todo estaba en orden.

Salió de su habitación y caminó hasta la de ella, y después de tocar la puerta varias veces, decidió abrirla a la fuerza.
Esperaba encontrarse con ella ahí, pero no estaba.

Bajó a la cocina para buscarla, porque pensó que tal vez había despertado para ir por un vaso de agua o algo así, aunque sabía que Mer odiaba comer en la madrugada, porque entonces no descansaría bien.

Con esperanza, llegó a la cocina, pero, estaba vacía, y no había señales de que alguien hubiera estado ahí, al menos no después de la cena.

Se cuestionaba a sí mismo una y otra vez dónde podría estar, y, los nervios lo invadían.

¿Qué tal si se había ido? ¿Qué tal si le había ocurrido algo? ¿Debería alertar a los demás?

Estaba preocupado, y comenzaba a imaginar los peores escenarios donde la encontraba, y algo malo le había sucedido.

Decidió dar la vuelta por el complejo.
Nada en la sala de cine, nada en la sala común, ni en la sala de juntas, ni siquiera en el cuarto de juegos, ni en el gym, ni en la piscina, ni en el estacionamiento, incluso fue a la terraza, y ella tampoco estaba ahí.

Por un estresante y triste segundo, pensó lo peor, y asomó su vista desde la terraza hasta el patio, pero no había nada nuevo ahí tampoco.

Soltó un suspiro, y pasó sus manos por su cabello, con desesperación.

Entonces, una idea llegó a su mente.

Había explorado cada parte del complejo donde ella podría estar, pero no se había tomado la molestia de darse una vuelta por el área de trabajo de los doctores y científicos que laboraban ahí.

A esa hora debería estar cerrado, vacío y con las luces apagadas, pero, la luz del pasillo que llevaba hasta el laboratorio de la doctora Helen Cho estaba encendida.

Caminó con suaves pasos hasta ahí, y su corazón se detuvo por un segundo al observar lo que sucedía ahí dentro.

Mer yacía en una camilla, con una intravenosa en el brazo, conectada a una bolsa de líquido morado brillante.
Un monitor registraba sus latidos y el patrón de su respiración, ambos parecían estar más que lentos.

La doctora Helen estaba al fondo, trabajando en alguna cosa donde se necesitan tubos de ensayo y microscopios.

Indeciso, tocó a la puerta, y recibió la mirada de ambas en un instante.

Mer se veía cansada, y apenas podía sostener los ojos abiertos.

— Pietro, ¿Qué haces aquí? — cuestionó la doctora, asustada

— Lo mismo pregunto yo — habló el velocista, con un tono de decepción, y molestia — ¿Qué le está haciendo? ¿Por qué tiene eso en el brazo? ¿A caso está inconsciente?

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora