1.25 - Quicksilver

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Otro día como cualquiera, Mer volvía de la oficina de la agente Hill, en busca de Pietro para compartirle la información que le entregaron sobre los refugiados de Sokovia.

El elevador abrió sus puertas en el piso de los dormitorios, y la castaña caminó hasta la habitación del ojiazul.

Tocó su puerta dos veces, con emoción y nerviosismo, ansiosa de poder contarle lo que había encontrado.

El gemelo le indicó que podía pasar desde el otro lado de la puerta, mientras el terminaba de vestirse después de una ducha.

Mer abrió la puerta, encontrándose con el velocista frente al closet, poniéndose una camiseta.

Las mejillas de la castaña comenzaron a volverse rojas, tratando de concentrarse en otra cosa que no fuera el cuerpo de el hombre frente a ella

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Las mejillas de la castaña comenzaron a volverse rojas, tratando de concentrarse en otra cosa que no fuera el cuerpo de el hombre frente a ella.

Pietro sonrió inocentemente ante su reacción.

— Lo siento, no sabía que... —

— Soy yo el que te dejó pasar — replicó él, antes de que ella terminara de disculparse

Ella sonrió nerviosa, y tomó un segundo para esclarecer su mente.

— Am... Vine a... — La castaña trataba de hablar, pero sólo tartamudeaba, un poco nerviosa

Él negó con la cabeza suavemente, divertido, y luego se acercó para tomarla de los hombros sutilmente

— Concéntrate — murmuró el velocista, y luego se encogió de hombros — O no lo hagas

El ojiazul no dejaba de mostrarle esa sonrisa coqueta que hacia que a ella le resultara difícil concentrarse.

Ella soltó una pequeña risa nerviosa.

— ¿Recuerdas que hace unos días hablamos sobre las personas en los botes... De Sokovia? — ella habló por fin, señalando la carpeta entre sus manos

— Un poco borroso, pero lo recuerdo, sí — asintió, con una pequeña risa

— Pues, Hill recopiló los datos de los refugios a donde los llevaron — le extendió la carpeta

El velocista la tomó de inmediato, analizando su contenido.

— Aún hay un refugio activo, hace un mes trasladaron a todos a ese refugio — la castaña señaló una dirección en la hoja — Los demás volvieron a Europa o encontraron un lugar para vivir aquí en Estados Unidos

Pietro asintió, prestando atención a sus palabras, y luego dirigió su mirada a ella

— Creo que deberíamos ir — sugirió el ojiazul

— Por supuesto que sí — asintió Mer de inmediato

— Genial, le avisaré a Wanda — sonrió el chico con emoción

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora