Ian había preferido quedarse allí afuera un poco más para pensar en sus cosas y disfrutar del frescor de la noche. Sin embargo, yo tomé la decisión de subir las escaleras para volver a disfrutar con mis amigos de lo que sería mi última noche social.
Con cada escalón que subía analizaba todo lo que iba a pasar una vez que estuviera al otro lado, pero dejé de hacerlo cuando frente a mis ojos apareció Arch con una sonrisa burlona.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunté, intentando saber por qué parecía estar a punto de reírse de mí.
— Verás, pasaba por aquí y vi que la noche estaba muy bonita. — Algo en sus palabras no me daba confianza. — Pero nada fue tan bonito como sus palabras... Dios, y ese beso... Maravilloso. — Aplaudió sin emitir sonido.
¿Nos había visto? ¿Cuándo? ¿Desde cuándo estaba allí?
— Tienes suerte de que vine yo y no tu cariñoso padre. — Llegué hasta él con la única intención de golpear su brazo, cosa que no pasó porque me sujetó de la muñeca. — ¿Te imaginas su cara si te hubiera visto en esta situación? Pobre familia del chico, al llegar a casa no lo habrían reconocido.
— Eres un exagerado. — Con mi otra mano logré golpear su costado, logrando que me liberara. — Solo se estaba despidiendo.
— Vaya despedida. — Murmuró burlesco. — Sentí tanta envidia de que algunos pudieran besuquearse que estuve a nada de llamar a Delora para que viniera a hacerme compañía.
— Ustedes serían capaces de crear vida en los baños. — Mi susurro malicioso hizo que sus mejillas se tiñeran de un rosa bastante potente.
— Cállate. — Ordenó con cierta vergüenza. — Te diré algo, no te aferres demasiado a las personas que conoces aquí.
— ¿Por qué? — Fruncí el ceño hacia él mientras comenzábamos a caminar.
— Allá son tiempos difíciles y aunque muchas personas están locas y son bastante perturbadas, también conocerás a dos o tres que valdrán la pena. Sé sobre la presión que sientes por conseguir pareja y lo mucho que te frustra no tenerla aún, pero créeme cuando te digo que si logras ir es porque allí está la persona ideal para ti. No el tonto de tu amigo, no cualquier imbécil que puede llenarte de los halagos que les dice a otra persona, sino alguien para ti. — Nuestros pasos se volvieron lentos como si nos pesaran las piernas. — Si hubo alguien para mí, estoy ansioso por saber qué persona genial espera por ti.
— No digas eso. — Archie podía haber cambiado pero en ocasiones seguía hablando como si no fuera suficientemente bueno.
— Escucha, lo que harás no será algo fácil, a veces sentirás miedo y la impotencia será algo que te acompañará día y noche pero pase lo que pase, no olvides quien eres. — Llevó su mano a mi cabello y lo acarició lentamente. — Nunca dejes que esos sentimientos negativos te nublen la cabeza y tampoco permitas que te pisoteen. Conocerás a reyes, condes e incluso duques pero jamás permitas que te hagan menos. Tú eres Thabita de Edevane, no cualquier mocosa.
Asentí, sintiéndome más confiada gracias a Archie. Él tenía razón, mi persona ideal iba a llegar cuando tuviera que hacerlo y debía ir con la frente en alto. Aunque una cosa era la teoría y otra era la práctica, iba a intentar por todas las formas posibles no bajar la cabeza ante nadie.
Dejé a un lado cada pensamiento y preocupación para dedicarme a disfrutar de esa noche. Bailé hasta que mis piernas no pudieran más y reí hasta que mi estómago y mejillas dolieran.
Estaba exhausta cuando me senté en una silla al lado de papá, quien se había mantenido junto a mamá durante toda la tarde y noche. Era de mi conocimiento que a mamá no le gustaba bailar a pesar de que según su esposo, se le daba muy bien. Sin embargo, ambos la observamos con confusión cuando se puso de pie y le tendió la mano a papá.
— ¿Qué haces? — Le preguntó él con el ceño fruncido.
— Date prisa y vamos a bailar antes de que me arrepienta. — Papá abrió mucho los ojos pero no fue tonto, la tomó de la mano rápidamente y aprovechó ese milagro.
Mamá debió haber visto que él quería bailar, de otra forma no se hubiera movido de esa silla. Daba ternura ver lo complacientes que eran con el otro a pesar de que cada uno tenía su carácter.
La Sra. de Edevane era calmada y se dejaba llevar siempre y cuando eso no le causara problemas, pero su esposo era todo lo contrario. Explosivo, muy protector, gruñón y mandón, eso y miles de cosas más hacían que el Sr. de Edevane fuera una de las personas más complicadas que había en la ciudad.
Un rey con mano de hierro que había sido dominado por una asustadiza muchacha de otra época.
— ¿En qué piensas? — Preguntó Archie, sentándose a mi lado.
— En lo bonitos que se ven bailando juntos. — Era cierto, parecían la pareja ideal. — ¿Así te ves tú con Delora? ¿Se sienten como ellos cuando están juntos?
— Se siente como si hubieras encontrado ese algo que no sabías que habías perdido. — Murmuró mientras observaba a mis padres reír y bailar. — Es como si hubieras estado incompleto toda tu vida hasta que conoces a esa persona. Al menos yo me sentí así. De hecho, me asusté bastante cuando pensé que la amaba al poco tiempo de comenzar lo nuestro.
— Pero tú tenías motivos para asustarte, después de todo eras el otro. — Bromeé, recibiendo una muy fea mirada de su parte. — Es bromi...
— Cómete tus bromas. — Masculló. — Como te dije afuera, habrá alguien para ti.
— ¿Y si no lo hay? — Archie dejó de mirar la pista de baile para centrarse en mí.
— Lo hay. — Aseguró. — Pero si no lo encuentras tan rápido como deseas, siempre recuerda que para ser alguien no necesitas a una persona a tu lado.
— Eso ya lo sé pero quiero poder besuquearme con alguien con tanto descaro como lo hacen tú y Delora. — Sus comisuras se elevaron mientras negaba con la cabeza.
— Eso es imposible niña, los besuqueos descarados son nuestros. Búscate otra cosa para tu relación. — Golpeé una y otra vez su brazo sin lastimarlo. — Como te dije, estoy ansioso por ver la persona especial que te espera. Sobre todo por ver cómo va a lidiar con el carácter de mierda que tienes.
— ¡Archivald! — La sonrisa burlona que se había formado en sus labios se borró.
— Deja de llamarme así. — Me riñó. — ¿Sabes lo que pasará si alguien más me llama de esa forma?
— Tu novia celosa va a arrancar un par de cabezas. — Asintió de acuerdo conmigo.
— Y todo por tu culpa. — Reí sutilmente, apoyando mi cabeza en su hombro.
Delora era bastante celosa, tanto que si veía a una chica coqueteando con Archie o cerca de él, era capaz de alejarla sin tener que decir nada. Solo bastaba con una mirada para que el infierno se congelara y la chica se fuera pero luego el pobre Arch tenía que contentarla. No era difícil porque solo para ella tenía palabras cursis pero durante algunos minutos tenía que soportar ser ignorado por su novia.
— Delora te tiene bien controlado. — Murmuré sonriente.
— Porque no conociste a Neferet... — Sonrió levemente pero sabía que ese era un tema que aún ardía en su interior.
Archie no hablaba mucho sobre lo ocurrido en la época medieval pero el tema de su hija era algo que solo mencionó una vez y más nunca había hablado sobre ello. De hecho, era la segunda vez que escuchaba su nombre.
Ni siquiera Bastian podía hablar de ella sin llorar.
— Ella tenía toda mi atención. — Suspiró ruidosamente. — Te habría robado el corazón.
— Estoy segura que en unos años lo hará. — Vi cómo lentamente llevó las manos a su rostro por algunos segundos.
— Vamos a bailar, no fui invitado para arruinarte la noche. — Sin esperar mi respuesta me tomó del brazo y tiró de mí, llevándome al centro para bailar con el resto.
Sí,seguía doliéndole, pero cuando la tuviera nuevamente entre sus brazos aquelloque lo atormentaba sería solo un mal recuerdo.
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Flecha de Fuego© EE #6
Fantasía💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe la copia o adaptación.💫 •Sexto libro de la saga EE.• •Es necesario leer todos los libros para comprender lo que sucede en la historia y conocer a los personasjes.• Aquellas tierra...