🏹35🗡️

245 32 3
                                    

Me había quedado dormida. No sabía cuándo pero solo fui consciente de ello cuando desperté. Estaba demasiado adormilada para enterarme de lo que sucedía a mi alrededor pero tampoco era tonta, algo me faltaba.

Comencé a mover las manos a mi alrededor para descubrir a ciegas qué era aquello que no estaba en donde debía y cuando llegué a mis piernas lo supe. Mis ojos se abrieron con exageración e intenté incorporarme para buscarlo, cosa que no fue posible debido a que algo me tenía presa.

— Ha despertado. — Habló una voz ronca a pocos centímetros de mi oreja.

— Se suponía que yo debía cuidarlo. — Me liberé de aquellos brazos que habían estado rodeándome y me incorporé por completo para verlo. — ¿Se encuentra bien? — Asintió pero no conforme con eso llevé mi mano a su frente. — Menos mal...— Suspiré al notar que ya no tenía fiebre.

— ¿Cómo tenemos fuego? — Giré mi cabeza hacia la fogata improvisada, aquella que seguía encendida.

— Logré hacer que se encendiera después de mucho. — Le mostré las piedras que había utilizado y que iba a llevar conmigo a todas partes. — Golpeando piedras mientras usted moría.

— Se lo agradezco. — Justo cuando aquellas palabras salieron de su boca giró la cabeza para que no pudiera verlo.

— De nada, rey de cuerpo débil. — Escuché un leve bufido de su parte. — Necesitamos encontrar algo para alimentarnos y descansar. Desde este momento no pasaremos una noche sin dormir, sobre todo usted.

— Usted no es reina. — Elevé mis comisuras rápidamente.

— ¿Quiere comenzar a discutir sobre a quién le pertenece el trono? — Otro bufido llegó a mis oídos. — Eso creí. Andando jovencito.

Alaric y su molestia en que alguien más se nombre superior porque él trabajó para ser un buen rey...

¿Complejo de inferioridad?

Probablemente.

¿Se lo diría?

No, no quería morir tan joven.

— ¿Ha pensado alguna vez en lo que sería si no fuera rey? — Caminaba detrás de él, atenta a cualquier movimiento que hiciera para mandarlo a descansar.

— Fui criado para ser rey. — Eso era triste, nacer y crecer para algo en específico sin que te lo consultaran debía ser algo duro.

— Pero... ¿Y si no hubiera nacido como príncipe? — Su rostro se giró levemente para poder mirarme por el rabillo del ojo.

— Soldado. — Rodé los ojos.

— Es usted muy creativo. — Murmuré con sarcasmo. — No algo que ya haga. Por ejemplo, yo cuando era una cría deseaba ser cantante.

— ¿Cantete? — Negué sonriente.

— Cantante. Es una persona que canta para muchas personas e intercambia su música por monedas. Ya sabe, lalala, lili, papopi. — Explicarle lo que era un cantante era mucho más difícil que cualquier otra cosa que hubiera tenido que definir.

— ¿Por qué no lo es? — La curiosidad en su voz era notable.

— Porque canto horrible. — Fui sincera con ambos. — Cuando canto parece que están matando un caballo.

Era la verdad. En su momento intenté cantar e incluso llegué a tomar clases privadas pero simplemente no era lo mío.

Desde donde estaba pude ver la forma en la que bajaba la cabeza y su espalda comenzaba a sacudirse. Ya conocía esos movimientos...

Flecha de Fuego© EE #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora