Abrí los ojos con pereza, encontrándome con un par de figuras frente a mí. Rápidamente me alejé, intentando saber lo que sucedía.
— No se preocupe, no la heriremos. — Murmuró alguien cuando volví a alejarme al ver la sombra de su mano acercándose a mi brazo.
Me estaba costando enfocar pero poco a poco lo conseguía.
No iba a permitir que me tocaran, no cuando desconocía sus intenciones. Agradecía que lo intentaran pero prefería mantener las distancias.
— No me toque. — Tenía la garganta extremadamente seca. — Por favor.
Ella pareció entender porque retrocedió, colocándose junto a la otra mujer que la acompañaba.
— El señor ordenó que laváramos su cuerpo y la alimentáramos. — ¿Por qué de repente tanta amabilidad?
— ¿Va a matarme? — Ellas negaron de inmediato.
— No señorita. — Con desconfianza me bajé de la cama y las seguí hacia esa especie de baño que había en la época.
Desconfiaba por completo de las intenciones que tenían todas esas personas pero si algo estaba segura era de que esas dos no me iba a ver desnuda. Nel, me negaba a encuerarme frente a ellas y dejar que me limpiaran. Aun cuando mi cuerpo se encontraba débil prefería asearme yo misma y de igual forma vestirme.
Una vez que estuve limpia, vestida y que me peinaron, las volvía seguir desde el cuarto en el que me encontraba en ese entonces hasta un gran comedor. En el centro había una mesa con absurdas cantidades de comida, tanta que podía alimentar a todo un pueblo y sobraría.
En la esquina de la mesa se encontraba el hombre de la cicatriz, quien se había percatado de mi presencia y me miraba con ojos entrecerrados.
— Acérquese. — Ordenó y por instantes algo en su voz me resultó familiar.
Con toda la desconfianza pero proyectando seguridad y con la frente bien en alto, caminé hacia él. Ese hombre no dejó de mirarme a los ojos y por lo mismo yo tampoco lo hice. Si lo que quería era ver si me intimidaba entonces estaba perdiendo su tiempo porque no lo iba a demostrar.
— Siéntese. — La quijada casi se me cae al ver hacia dónde estaba señalando.
— ¿Disculpe? — Alcé ambas cejas.
— He dicho que se siente, espía. — Mis comisuras comenzaron elevarse con fastidio.
— ¿Cree que ordenándome sentarme en el suelo lo hará superior? — Me senté e incluso me tomé la libertad de cruzar las piernas con elegancia. — Incluso estando aquí abajo mi cabeza tiene más valor que la suya.
— Cuidado, espía. Podría matarla y nadie vendría a ayudarla. — Dijo, sujetando firmemente mi cuello con una de sus manos. — Aliméntese.
Como si la situación no pudiera ser más surrealista, llevó su mano libre al plato del que había estado comiendo y lo giró. Las sobras cayeron al suelo y solo entonces liberó mi cuello.
No, prefería morir de hambre que humillarme de esa forma.
— Aliméntese. — Ni siquiera estaba intentando ser burlón, simplemente quería demostrar quién mandaba allí.
— Por supuesto señor. — Tomé un pedazo de carne e hice como si me lo fuera a comer. — Pero no hoy. — Lo lancé sin que se notara el temblor de mis manos y contuve la respiración cuando el alimento cayó en su rostro.
Todo fue muy rápido, en un segundo el pedazo de carne impactaba contra su mejilla y al otro me encontraba acostada sobre el suelo y siendo fuertemente sujetada del cuello. La primera vez que me había tomado del cuello y alzado no se comparaba con esa que parecía querer partirlo.
— Insolente. — Susurró con voz baja y peligrosa. — No habrá alimento hasta que pida de rodillas por él. — Aseguró, apretando aún más. — Y cuando vengan por usted mataré a todo aquel que sepa su nombre.
— Nadie vendrá por mí. — Susurré con dificultad. — Porque no tengo a nadie. No aquí.
Su mano me soltó el cuello pero tiró de mi cabello, obligándome a sentarme nuevamente.
— Puede torturarme todo lo que quiera e incluso matarme, pero solo causará más problemas. — Me puse de pie sin su autorización. — No sabe lo que son las brujas, pero yo sí. Usted no debería estar sentado en el trono, yo sí. Tiene preguntas y yo tengo las respuestas pero si me mata solo logrará que otra cosa de esas aparezca y termine con el pueblo. No me importa si confía en mí, vine a las tierras de mi padre para ayudar a su gente y no importa cuanta comida lance al suelo. — Le di un manotazo a su copa, tirándola al suelo y derramando el vino que había en su interior. — Y tampoco me importa cuántas veces tenga que sentarme en el suelo porque mi corona siempre será más pesada que la suya.
— ¡Maldita espía! — Bramó cerca de mi cara. — Conocerá la ira del rey de Britmongh.
Fui llevada personalmente por él al exterior en donde la oscuridad parecía consumirlo todo. Me era casi imposible seguirle el paso a esas rápidas zancadas que daba. Ni siquiera sus propios soldados lograban llegar a él porque mientras ese hombre daba un paso, el resto daba tres.
Fui lanzada y arrastrada por el suelo pero lo peor no fue eso. No, el horror recorrió mi piel cuando uno de los hombres le entregó un látigo.
— ¿Quién la envió? — Fue la primera pregunta y con ella apareció el primer golpe.
El dolor era asqueroso y nunca desaparecía, al contrario, crecía con cada segundo en el que la piel lastimada y expuesta.
— Vine por voluntad propia. — Mascullé cuando una nueva herida se abrió.
— ¡Miente! — Recibí otro latigazo y luego otro más.
Las preguntas siguieron pero no podía responder por culpa del dolor y por ello más azotes recibía mi espalda. Podía sentir la sangre bañándome desde la espalda hasta las piernas y mi cuerpo volvía a estar débil.
— ¿Qué suce...? — La voz de un hombre llegó a mis oídos por encima de las preguntas del rey. — ¿Reina Elizabeth? — Negué lentamente mientras sentía que los azotes paraban y un par de manos me sujetaban el rostro.
Debió confundirme por el color de cabello pero era agradable saber que al menos alguien era capaz de ver a mi madre en mí aunque no era la mejor circunstancia.
— Einar...— Susurré al reconocer ese rostro. — Es idéntico a él...
Con una débil sonrisa en los labios me dejé caer porque sabía que ese hombre iba a protegerme. No había sido necesario huir a Sdon porque Sdon había venido a mí.
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Flecha de Fuego© EE #6
Fantasy💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe la copia o adaptación.💫 •Sexto libro de la saga EE.• •Es necesario leer todos los libros para comprender lo que sucede en la historia y conocer a los personasjes.• Aquellas tierra...