Desde ese día levantarme sin nauseas era todo un lujo. Tan pronto mis ojos se abrían mi estómago se retorcía y la comida que en antaño me encantaba había comenzado a repugnarme.
Era extraño porque todo había iniciado con la cercanía de ese hombre pero tras haberse marchado mis males se habían aferrado a mí como si se trataran de sanguijuelas, succionando mi buena salud y debilitándome lentamente.
Alaric había llamado al médico en más de una ocasión para que me diagnosticara algo pero como ya era habitual, no encontraba nada. No lo había hecho con mis desmayos y cansancio excesivo y tampoco lo había logrado con mis nauseas. Había sido amenazado, zarandeado y hasta encerrado, pero ni siquiera así le dio un posible diagnóstico a su rey.
Yo no podía dejar de pensar en que tal vez algo estaba haciendo la mujer que tomaba mi sangre cuando caía en la inconsciencia. Era bastante probable que mi malestar se debiera a eso, a algún hechizo o mal de ojo que me estuviera haciendo.
— ¿Se encuentra bien? — Preguntó el hombre de ojos verdes tan pronto ingresó al aposento.
— Sí, ya se ha ido mi malestar. — Me levanté de la cama para ayudarlo a quitarse sus vestimentas reales. — ¿Qué ha sucedido?
Alaric había tenido que reunirse con sus aliados más cercanos y fieles, algo que lo había mantenido ocupado todo el día. Se suponía que lo iba a acompañar como siempre pero en la mañana las náuseas me habían atacado con fuerza, obligándolo a irse solo y contra su voluntad.
Todavía recordaba la expresión de preocupación y desespero que tenía en el rostro cuando no podía hacer otra cosa que esperar a que mi cuerpo desechara lo poco o nada que había comido el día anterior.
— Suram, Rafgli y Sdon creen que lo mejor sería que sus pueblos vinieran a Britmongh y se unieran. Piensan que así seriamos más fuertes y podríamos ayudarnos sin esperar por un mensajero. — A mis ojos no era una mala idea pero todo dependía de él.
— ¿Cree que sería beneficioso? —Asintió con pesadez mientras se dejaba despojar de la camisa.
— Lo creo pero temo que los otros reinos vean nuestra unión como una traición. — Fue mi turno de asentir.
Entendía perfectamente ambos puntos de vista. Por un lado estaba la unión temporera que garantizaba mayores soldados, mano de obra y apoyo, sobre todo en cuanto a la seguridad de los pueblerinos. Por el otro extremo se encontraba la posibilidad de que el resto se sintieran amenazados y decidieran irse en contra de Britmongh pensando en que serían traicionados y destruidos.
Definitivamente era un tema que tenía que ser hablado con todos los aliados, fueran fieles o de lealtad dudosa.
— Debería convocar otra reunión y hablarlo con todos. — Sus brazos desnudos rodearon mi cintura, atrayéndome hacia su pecho.
— Lo haré, después. — Fruncí el ceño.
— ¿Por qué después? ¿Sabe que solo debe enviar mensajeros a los reinos? — Asintió, besando mi frente.
— No lo haré hasta que mi reina se encuentre bien. — Mis mejillas comenzaron a arder bajo su intensa mirada.
— Me encuentro bien y este asunto no debe esperar. Mientras más rápido tome una decisión, más rápido podrá descansar sin preocupaciones. — Quería que descansara más de las cuatro o cinco horas que solía dormir.
Su cansancio no se notaba demasiado pero yo lo conocía bastante bien y sabía que necesitaba detener todo y dormir bien al menos uno o dos días.
— Enviaré mensajeros con la salida del alba, ¿le parece? —Asentí sonriente.
— Excelente. — Me puse de puntitas y besé sus labios castamente. — Ahora a descansar.
— No tengo interés en descansar. — Besó mis labios repetidas veces mientras ignoraba descaradamente mi ceño fruncido.
— ¿Y en qué tiene interés? — Murmuré completamente perdida.
La respuesta a mi pregunta no llegó con palabras, sino con actos. Mis piernas fueron sujetadas y alzadas por sus cálidas manos. Por temor a caerme me sujeté de sus hombros aunque poco después fui acostada en la cama con una delicadeza que contrastaba bastante con la rapidez de sus movimientos al levantarme.
— ¡Pero! — Me estaba riendo como una demente.
— Le dije que la adoraré hasta que me lo permita y eso es lo que haré. — Mis piernas se enredaron alrededor de su cadera mientras sus manos mantenían las mías inmóviles sobre mi cabeza.
— ¿Quiere jugar al policía? — Bromeé si alejar la mirada de la suya que tan solo se encontraba a unos centímetros de distancia.
— No sé de lo que habla pero si con ello puedo tomarla como deseo, entonces sí. — Nuestras respiraciones se mezclaban constantemente, volviéndose una sola.
— De acuerdo. — Murmuré sobre su boca. — Arrésteme señor oficial.
La manera en que su boca se movía sobre la mía, en la que mordía mis labios y en que su lengua exploraba mi cavidad bucal, me tenía en el limbo. Ese policía me tenía bajo su merced y no iba a ser nada para que eso cambiara.
— Es tan hermosa. —Gruñó con fuerza mientras su cuerpo arremetía contra el mío. — Tan mía...
Mi mente se encontraba tan ida que en vez de molestarlo diciendo que yo solo me pertenecía a mí misma, estaba pensando en algo completamente diferente. Mi cabeza gritaba de una y mil formas que sus palabras llenas de posesividad eran ciertas.
Ese era el efecto que Alaric tenía sobre mi persona. El muy maldito lograda dormir mi parte racional y tomaba control de lo que quedaba de mí.
Sin embargo, no era la única que caía en las redes del otro pues era evidente que él tampoco pensaba demasiado cuando estábamos juntitos calentando el lecho. No sabía si era correcto compararlo con un animal pero no conocía otra cosa que se asemejara a él en esa situación. Simplemente no pensaba, solo se dejaba llevar por su instinto, ese que podía gritarle que su esposa necesitaba de su atención o que debía protegerla, todo dependía del momento y el lugar.
Cuando Alaric estaba en sus cinco sentidos era serio, bastante reservado y tenía poca paciencia con la mayoría de personas que lo rodeaban, pero cuando su cabeza estaba nublada era alguien distinto. Era bromista, coqueto y mucho más atento y complaciente de lo que ya era.
Un dos por uno dirían algunos, una caja de agradables sorpresas pensaba yo.
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Flecha de Fuego© EE #6
Fantasy💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe la copia o adaptación.💫 •Sexto libro de la saga EE.• •Es necesario leer todos los libros para comprender lo que sucede en la historia y conocer a los personasjes.• Aquellas tierra...