Con la salida del alba nuestros pasos se fueron marcando en la nieve. Caminar era difícil, más aún cuando no podíamos ver con exactitud en dónde pisábamos. No estábamos equipados para una caminata en la nieve y tampoco es que fuéramos unos expertos. Digamos que de cada cinco pasos tropezábamos dos o nos hundíamos más de la cuenta.
En un par de ocasiones había estado a nada de perder más de un diente y si no hubiera sido por los rápidos reflejos de Alaric, me hubiera quedado sin dentadura. Cuando veía que no podía mantener el equilibrio o que la superficie era bastante peligrosa, me tomaba de la mano hasta salir del "peligro".
No lo hacía a propósito pero ojalá se me hubiera ocurrido en Britmongh.
Durante nuestro viaje y después de haber pasado una noche bastante interesante, me había dado cuenta de un par de cosas. Para empezar estaba lo obvio, ese gruñón me gustaba más de lo que realmente debería.
Alaric no es que fuera un santo y tampoco un demonio, pero encariñarse de él no era lo mejor. Para empezar estaba el hecho de que cuando todo terminara iba a intentar regresar a mi hogar. Luego se encontraba su carácter y forma de ser. Alaric no era dócil y parecía ser un mujeriego de la época. Por eso y muchas cosas más no podía permitirme sentir más allá que una simple gratitud, porque ese hombre podía destrozarme emocionalmente si lo quisiera y ni hablar de quitarme la vida.
— Thabita, camine. — Elevé la mirada, dándome cuenta de que había dejado de caminar.
— Ya voy. — Era una tonta, me había quedado pensando mientras miraba fijamente la nieve.
Alaric se mantuvo observándome con los ojos entrecerrados hasta que me posicioné a su lado. No pensaba ir a delante porque aquello conllevaba una gran responsabilidad. Ir al frente significaba velar por tu vida y por la del otro, debías pisar bien o probablemente ambos iban a caer y por eso prefería seguirlo. Él, aunque solo hubiera salido a guerras, sabía orientarse mejor que yo y si de alguien debía depender nuestro encuentro con la civilización, entonces era la misión ideal para el rey.
Aunque para ser cien por ciento sincera, no me encontraba al frente porque Alaric no me lo permitía. Podía ser bastante permisivo en cuanto a mi vestimenta y a mi forma de actuar pero nunca debía olvidar que había nacido en épocas pasadas.
— Permitir...— Me burlé de mí misma.
Alaric como persona no podía prohibirme nada pero como rey era tema a parte. Si el daba una orden y yo no lo obedecía podía cortarme el cuello a su antojo. Claro que conmigo era mucho más blando que con el resto por mi condición de viajera y princesa pero si hubiera sido una mujer común, hacía mucho que me habría vuelto a azotar o peor.
— Espere, quiero ir al baño. — Tiré de su brazo hacia mí para que no continuara avanzando.
— ¿Ir al baño? — Asentí repetidas veces.
Llevaba mucho tiempo aguantando las ganas de hacer mis necesidades pero ya no podía más.
— Necesidades humanas. — Su ceño se frunció profundamente. — Sacar lo que mi cuerpo no necesita. — Negó levemente como si entendiera que estaba intentando explicarle. — Hacer pis, orinar, rociar las plantas. Quiero...— Separé levemente las piernas, llevé mis manos entre éstas y las moví hacia abajo como si algo estuviera cayendo.
— Ah...— Formuló mientras giraba su rostro para observar a otra parte. — Que sea rápido.
— Gracias. — Susurré.
Estaba a nada de hacerme pis encima. Ni siquiera cuando era niña había soportado tanto sin ir al baño.
— Mierda. — Susurré con fastidio.
![](https://img.wattpad.com/cover/313189865-288-k893191.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Flecha de Fuego© EE #6
Fantasy💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe la copia o adaptación.💫 •Sexto libro de la saga EE.• •Es necesario leer todos los libros para comprender lo que sucede en la historia y conocer a los personasjes.• Aquellas tierra...