— ¡Haga que mi mujer abra los ojos! — Bramó alguien. — ¡Es su reina!
— Rey, no hay...— El que parecía ser un segundo hombre se calló abruptamente.
— ¿Quiere morir? ¿Quiere que corte su cuello por no servir a su reina? — La otra persona se escuchaba realmente molesta, incluso yo le habría temido.
Un silencio tenso se formó y después no fui capaz de escuchar nada.
— ¡Traigan a médicos de otros reinos! ¡No me importa quien intente oponerse, yo mismo cortaré sus cuellos! — Otra vez pude escuchar esa voz llena de tantas emociones negativas. — Thabita... Debe despertar. — ¿Estaba hablando el mismo hombre? De ser así, ¿a quién eran dirigidas sus palabras? — No puede dejarme, usted no... Fue suficiente con Kail, si usted se va yo, mi corona no valdría nada...
Había tanto dolor en sus palabras que mi corazón se apretaba. Deseaba consolar a quien fuera que estuviera sufriendo.
— ¿La reina ha despertado? — La voz de alguien que nunca antes había escuchado despertó mis sentidos.
Esa voz era nueva y aunque se escuchaba temerosa, no se comparaba a la del hombre que intentaba razonar con quien siempre lo amenazaba de muerte.
— ¿La ve despierta? — Preguntó mordaz.
— No señor, lo lamento. — Pobre hombre, era otra víctima más del mal carácter de aquella persona.
El sujeto uno siempre gritaba, gruñía y amenazaba, reconocía cada vez que hablaba por su profunda y brusca forma de hablar. Parecía estar todo el tiempo molesto aunque en cierto punto lo entendía. Por lo que había escuchado ese hombre estaba esperando a que alguien despertara, una supuesta reina de la que he escuchado hablar bastante.
Podía ser que fuera su esposa o su hija, incluso su madre.
Por algún motivo desconocido mi cuerpo dolía y era la primera vez que lo sentía. Había escuchado las conversaciones durante bastante pero jamás había sentido dolor hasta ese momento.
Lentamente abrí los ojos. Encontrándome con una tenue iluminación naranja.
— ¿Mi reina? — Preguntó un hombre que se acercó rápidamente a donde me encontraba. — Ha despertado... Ha despertado...
¿Quién era él? ¿Por qué le alegraba tanto que hubiera abierto los ojos?
Reconocía su voz por las veces que lo había escuchado bramar pero su actitud era completamente diferente conmigo.
Miré a mi alrededor, dándome cuenta de que el lugar en donde me encontraba era muy rústicos y carecía de decoraciones que no fueran pieles y telas. Sin embargo, al moverme un poco algo más llamó mi atención.
¿Por qué estaba vendada?
Prácticamente mi cuerpo estaba cubierto de vendas que parecían haber sido cambiadas hacía relativamente poco tiempo.
— ¿Siente malestar? ¿Desea que traiga al médico? — Sus ojos viajaron a todas partes, observando las vendas que cubrían mi cuerpo como si buscara cuál de todas las posibles heridas estaba causándome dolor.
¿Quién era yo?
— ¿Me conoce? — Susurré, temiendo que se enfadara por mi pregunta.
Por su forma de actuar podía pensar que éramos cercanos pero estaba herida y tal vez él había sido quien las había causado, podía ser que por eso se encontraba tan preocupado.
— ¿Qué? — Fue lo único que salió de su boca. — ¿Qué ha dicho?
— Yo... No sé quién soy, señor. — Su cara se desfiguró por completo con una mueca de horror.
— Esa maldita... — Masculló entre dientes mientras lentamente se llevaba las manos al rostro. — ¡Esa maldita bruja! — Se dio la vuelta y pateó la silla en la que creí que había estado sentado, estrellándola con tanta fuerza contra la pared que se rompió.
— S... Se...ñor...— Temí que me golpeara. — Cálmese...
— ¿Qué me calme? — Su pecho subía y bajaba con tanta rapidez que temía que estuviera teniendo algún problema de salud. — Esa bastarda mató a mi hijo frente a mi mujer... Y ahora ella... Usted... — Sus labios temblaron aunque no sabía si era por rabia o porque estuviera a punto de llorar. — Usted no sabe quién es, tampoco recuerda a nuestro hijo, no quien soy, ni...
¿Hijo? ¿Tuve un hijo y estaba casada?
¿Qué pasó con mi hijo? ¿Cuándo me casé?
Tenía tantas preguntas y muy pocas respuestas hasta ese momento.
— ¿Soy su esposa? — Su cuerpo cayó sobre la cama y se cubrió los con uno de sus brazos.
— Sí. — Susurró. — Usted es mi mujer.
Oh, mierda...
¿Cómo era posible que hubiera olvidado algo como eso? ¿Por qué rayos no recordaba su rostro?
Ni siquiera era capaz de recordar haber visto alguna vez sus ojos o su cicatriz, y aquello no era algo que creía poder olvidar.
Tal vez me mentía, pero entonces... La desesperación en su mirada era real o eso creía.
Estaba tan confundida...
— ¿Podría decirme lo que sucedió...? — Quise llamarlo por su nombre pero me di cuenta de que no se lo había preguntado.
— Alaric, mi nombre es Alaric Bathonrshire y usted es Thabita Bathornshire, antes Thabita de Edevane. — Murmuró con voz derrotada.
— Am... Alaric, ¿podría decirme lo que sucedió? — Volví a formular nuevamente mi pregunta, esa vez utilizando su nombre.
Sentía lastima por ese sujeto de apariencia peligrosa.
¿Realmente estaba casada con semejante hombre?
Quien se hacía llamar Alaric se veía como alguien rudo, con poca amabilidad y de mal carácter, además de que era fuerte y alto, lo que podía resultar intimidante para muchos.
A comparación con él, yo debía parecer una pelusa en su camisa.
— De acuerdo. — Inhaló, exhaló y suspiró, todo eso antes de sentarse y mirarme a los ojos. — Espero que no sienta malestar con lo que le diré. — Asentí levemente. — La reclamé nuevamente como mi mujer y term...
— Okay, tuvimos intimidad, ¿y luego? — Podía sentir mis mejillas arder.
Ese hombre me había visto desnuda y yo no lo recordaba... Por Dios, no quería experimentar lo que debía estar sintiendo en ese momento.
— Descansamos en el lecho. — Señaló la cama en la que nos encontrábamos sentados. — Usted gritaba el nombre de nuestro hijo y sangraba... Sus heridas estaban en todo su cuerpo y los médicos no valoraban su vida lo suficiente para salvar a su reina.
En ese momento todos los gritos que había escuchado tuvieron sentido.
Pude notar dos cosas de Alaric en muy poco tiempo. La primera era que le costaba expresarse, prefería hablar de forma resumida a hablar demás. La segunda era que prefería hablar sobre el supuesto mal trabajo de los médicos a mencionar con exactitud cómo y cuántas eran mis heridas.
Era como si no quisiera pensar en eso.
— ¿Quién es la bruja? — su comisura izquierda se elevó con lo que parecía ser fastidio.
— Usted dijo que la bruja...— Y ahí comenzó a contarme todo lo que debía saber.
Cada palabra que salía de su boca me parecía sorprendente pero cuando llegó al tema de nuestro hijo mi sangre hirvió mientras un gran vacío se instaló en mi pecho. Alaric había sido considerado al no darme demasiados detalles pero tampoco hacía falta que me los diera, después de todo lo narraba como si no hubiera presenciado nada.
Así que supuse que fui yo quien vio todo.
![](https://img.wattpad.com/cover/313189865-288-k893191.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Flecha de Fuego© EE #6
Fantasy💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe la copia o adaptación.💫 •Sexto libro de la saga EE.• •Es necesario leer todos los libros para comprender lo que sucede en la historia y conocer a los personasjes.• Aquellas tierra...