🏹54🗡️

234 30 2
                                    

Lo admitía, me había vuelto alguien realmente temerosa y desconfiada después de lo sucedido pero no era la peor que estaba. Alaric ordenaba que se revisara el castillo a todas horas y sin dejar ni un solo rincón sin mirar. También a la hora de comer les ordenaba a las mujeres que comieran y bebieran de lo que nos servían. No me dejaba sola y tampoco permitía que nadie se me acercara más de lo debido.

Si lo hubiera hecho antes de que terminara inconsciente en medio de un pasillo me habría molestado muchísimo peor en esos momentos solo podía agradecerle. Me sentía tan expuesta que el solo hecho de tener a más de dos personas rodeándome me ponía ansiosa. No podía tener a alguien cerca que no fuera Alaric porque sentía que en cualquier momento me iban a asesinar.

Tenía tanto miedo que incluso dormía con la puerta trabada y obstaculizada. Claro estaba, eso si a lo que hacía se podía llamar dormir.

Me encontraba de pie junto al gran vano de una de las torres, observaba todo con detenimiento aunque no tanto como me hubiera gustado. Desde donde me encontraba todo se veía relativamente pequeño e inofensivo.

— Debería descansar. — Sugirió una voz a mis espaldas.

Había hablado bajo pero en ese espacio vacío se había escuchado con fuerza y claridad.

— No puedo dormir. — Murmuré, dejando la mirada fija en los copos de nieve que caían del cielo.

— Puede descansar mientras observo tratados. — Negué lentamente.

Solo una vez habíamos intentado eso y el resultado había sido el mismo, cero descanso.

— ¿Y si me desposa? — Su tos se hizo eco por toda la torre.

— ¿Qué sucedió con la propuesta que deseaba? — Preguntó con dificultad después de haber calmado un poco su repentino ataque.

— Van a matarme, Alaric. No tengo tiempo para que usted piense en una propuesta relativamente aceptable. — Mi rostro fue girado con suavidad hacia donde se encontraba.

¿Cuándo había llegado a mi lado?

Tal vez estaba demasiado distraída y ya ni siquiera notaba los pasos de las personas.

— No va a morir. — Aseguró. — Si desea podría desposarla sin su propuesta pero no es lo que usted quería.

— Eso no lo sabe. Me han atacado en sueños, aquí mismo e incluso en batalla. Todo y todos parecen querer asesinarme. ¿Cómo sabe que la bruja no me matará en sueños y que volveré a despertar? Usted mismo vio lo que le sucedió a mi cuello cuando descansaba. — Sus labios se volvieron una línea recta.

No importaba cuánto quisiera negarlo o buscara alguna forma de quitarle importancia, mis palabras tenían demasiado peso y sentido.

— ¿Cree que yendo a mi aposento estará a salvo? — Asentí repetidas veces. — Si entra no voy a dejarla salir, eso debe saberlo.

— ¿Qué está intentando decirme? — Su otra mano fue colocada en el borde del vano, justo al lado de mi cabeza.

— Descendencia. — Murmuró con lentitud mientras comenzaba a sonreír ladeadamente.

Mi mano impactó en su pecho con fuerza, cosa que lo hizo retroceder y llevar una de las suyas a la zona afectada. No había sido apropósito sino todo lo contrario, podríamos llamarlo un impulso.

— ¡Perdón! — Intenté enderezarlo para ver si todo estaba en orden pero el maníaco se estaba riendo.

Alaric riendo...

Riendo a carcajadas...

Que sexy era su risa.

— ¡Es su culpa por ser tan directo! — Busqué la forma de defenderme.

Flecha de Fuego© EE #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora