Alaric estaba dudando de mi participación en la ejecución de la bruja. No había otra forma para decirlo, esa era la realidad. Caminada de un lado a otro y echaba hacia atrás su largo cabello rubio con desesperación.
Una cosa era luchas contra hombres y otra muy diferente era enfrentarse a una bruja que deseaba matarme, lo sabía y era difícil de olvidar cuando había estado recordándome eso desde que Anya se esfumó.
— Entiendo su preocupación pero usted me dio su palabra. Dijo que yo mataría a la bruja y eso es lo que haré. — Su pecho subía y bajaba con rapidez.
— ¿Cree que no lo sé? ¿Cree que he olvidado mis palabras? Comprenda que es peligroso. — Me levanté del lecho como si éste me hubiera quemado las piernas. — No puedo dejarla ir.
— ¿Entonces para qué me ilusionó? Sabía que sería peligroso pero aun así me dijo que podría ir, me entrenó y todo... ¿Todo para qué? ¿Para qué al final no cumpla con su palabra? — Estaba segura de que nuestra discusión podría escucharse afuera del aposento pero también suponía que allí no debía encontrarse nadie. — Agradezco mucho cada capricho que me ha cumplido, Alaric, de verdad lo hago, pero no se atreva a alejarme de esto porque Kail no era solo su hijo. — Caminé frente a él con la intención de terminar la discusión e irme a mi aposento a descansar.
Nadie querría ser la primera persona que sería visto por su rey después de haber discutido con su esposa.
— No me obligue a encerrarla. — Advirtió y mis pies se clavaron al suelo.
— Hágalo. — Mascullé, dándome la vuelta hacia él. — Inténtelo y ahora mismo le devuelvo el anillo.
— No puede quitárselo. Cuando le dije que nunca podría quitárselo no mentía y usted aceptó. — Estaba tan molesta...
— Y usted juró que no volvería a encerrarme y dijo que podría vengar la muerte de mi hijo. ¿Quién es el que está mintiendo aquí? ¿La que sigue con el anillo en su dedo o el hombre que piensa olvidarse su palabras dos veces? — Abrí la puerta bruscamente y salí.
— ¿A dónde va? No hemos terminado de hablar. — Inhalé y exhalé con fuerza antes de detener mis pasos y girarme una última vez.
— Voy a tranquilizarme porque si seguimos así terminaré diciendo cosas de las que me arrepentiré después. — Hablé con mi dedo levantado, puntualizando cada palabra. — Voy a alejarme de su aposento, gran señor, porque en estos momentos no quiero pensar en nada que tenga que ver con usted y el poco peso que tiene su palabra.
Me di la vuelta y continué con mi camino sin rumbo alguno. Pisaba fuerte, el vaho que salía de mi nariz y boca se extendía con brusquedad y no tenía ni la menor idea de a dónde ir.
¿Era normal sentirme tan traicionada?
Me sentía como... Me sentía como si Alaric me hubiera estado mintiendo todo ese tiempo y yo le hubiera fallado nuevamente a Kail.
Ese sentimiento era asfixiante, tanto que a veces deseaba gritar hasta que mi voz se rompiera y mi garganta doliera.
— Mentiroso. — Susurré, ocultándome en un rincón oscuro en la habitación de Kail.
Me senté de tal forma en que mis rodillas quedaron al mismo nivel de mi pecho mientras eran rodeadas por mis brazos.
Deseaba llorar.
No era un maldito capricho, era una deuda pendiente. Necesitaba hacer eso para sentir que mi hijo descansaba realmente en paz pero Alaric se estaba negando a ello cuando él había sido el que había puesto esa idea en mi cabeza.
— Ay, Kail...— Sorbí mi nariz mientras borraba un par de lágrimas que habían comenzado a bajar por mis mejillas. — Encontraré la forma de vengarte mi amor, ya verás.
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Flecha de Fuego© EE #6
Fantasy💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe la copia o adaptación.💫 •Sexto libro de la saga EE.• •Es necesario leer todos los libros para comprender lo que sucede en la historia y conocer a los personasjes.• Aquellas tierra...