🏹15🗡️

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Me encontraba acostaba en la cama con la mirada perdida en el techo. No había bajado a ver la obra de arte que el rey dejaba en su plato y tampoco había salido a dar una vuelta.

Era de noche y aunque no sabía la hora exacta, debía ser bastante tarde. Britmongh estaba en completo silencio, ni siquiera se escuchaban los animales nocturnos.

De donde venía el ruido era algo normal y hasta esencial en nuestras vidas, pero cuando no se escuchaba nada era alarmante. Me sentía intranquila, tenía una extraña opresión en el pecho que no me dejaba respirar y no podía dejar de pensar que en cualquier momento iba a suceder algo.

Me levanté con brusquedad de la cama y salí del aposento sin siquiera preocuparme por el guardaespaldas. Necesitaba hablar con el rey, iba a decirle lo que pensaba y luego dependía de él las decisiones que iba a tomar.

— ¿Puedo hablar con usted? — Pregunté, irrumpiendo en su despacho.

No estaba solo, se encontraba junto a su mano derecha y parecían estar hablando sobre cosas importantes. Me sorprendió mucho que no me mandara a volar, sino que me señaló el asiento que estaba frente al escritorio.

— Puede que me crea una demente pero siento que algo va a suceder. — Ni siquiera lo había dejado preguntarme. — No sé cómo pero creo que no estamos seguros.

Ambos hombres intercambiaron una rápida mirada y los entendía. ¿Quién en su sano juicio iba a confiar en los presentimientos de una desconocida?

Prácticamente nadie, porque era como poner a trabajar a una supuesta vidente en un caso de asesinato. Muchas podían llamarse videntes y decir supuestas pistas pero pocas lograban dar alguna información válida.

— ¿Qué sabe? — Fue lo único que preguntó el rey.

— No sé nada pero, ¿no siente algo extraño en Britmongh? ¿No nota esa extraña calma y espeso silencio? — Se quedó mirándome un par de segundos antes de hacerle una señal a su consejero.

— Avise a los soldados, dígales que rodeen la muralla por un posible ataque. — El consejero asintió y con una leve reverencia salió. — Espero que no sea una emboscada, espía.

— No lo es, lo prometo. — Levanté mi dedo meñique hacia él pero al ver que lo miraba con extrañeza lo bajé lentamente. — Bueno yo... Me retiro, lamento la molestia y espero que solo sea un mal presentimiento.

Me retiré de su despacho sintiendo una gran opresión en el pecho. Cuando estaba por cerrar la puerta mis ojos viajaron a los del rey, quien me observaba con el ceño fruncido.

No estaba loca, si me miraba así era porque también lo había escuchado.

Como si fuera una respuesta, se levantó del asiento y pasó por mi lado corriendo sin detenerse hasta desaparecer de mi vista.

No, no había escuchado mal. Ese gran estruendo fue real y el sonido metálico también lo fue. Corrí hacia mi habitación lo más rápido que pude para tomar el arco. Desde el vano del aposento podía ver que la muralla tenía un gran hueco por el que estaban entrando personas.

— Ahora va a creer que soy una bruja. — Susurré, saliendo del lugar con el guardia a mis espaldas. — Protéjame con la espalda, voy a disparar. — Ordené sin esperar respuesta.

Tenía las suficientes flechas como para herir a una gran cantidad de personas sin preocuparme pero debía ser certera, dos flechas por sujeto eran imposibles. El primer flechazo se lo llevó un hombre que había estado a nada de asesinar a un par de niños que intentaban huir. Por suerte se encontraba bastante cerca de mí y no fallé, además de que pude recuperar rápidamente la flecha para volverla a utilizar en alguien más.

Flecha de Fuego© EE #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora