🏹18🗡️

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Haber montado a caballo desde que tenía uso de razón había servido para no quedar en ridículo.

Gracias papá por siempre insistir, gracias mamá por apoyarme.

Me encontraba cabalgando junto a Gilderoy y Alaric, uno siendo más amigable que otro. El rey había ido pero desde que salimos del castillo se mantuvo con el ceño fruncido y no había abierto la boca para nada.

Íbamos por el mismo medio del pueblo, viendo todo desde lo alto y siendo saludados con cortas reverencias. Los niños por su parte movían sus manos aunque solo cuando yo los veía.

Era un lugar bonito pero se notaba que vivir en esos momentos estaba siendo difícil para algunos. De hecho, me había bajado del caballo tan pronto vi que una mujer caía al suelo y escupía sangre. Mi intención era ayudarla porque realmente se veía muy enferma pero la mano de Alaric tomó mi muñeca y tiró de mí hacia él.

— No toque aquello que desconoce. — Mis ojos dejaron de ver la sangre en el suelo para observarlo a él.

— Pero...— Negó.

— Gilderoy, traiga al médico. — Ordenó mientras me arrastraba hacia el caballo y me obligaba a subir. — Todo aquel que estuvo cerca de la mujer dígale al médico.

Se subió a su caballo y tomó la rienda del mío, llevándome con el nuevamente al castillo.

— ¿Qué está sucediendo? — No respondió. — Alaric...

— La bruja, eso sucede. — Su contestación había sido tensa y demasiado corta como para responder a mis dudas.

— ¿Se recuperará? — Por instantes me observó por el rabillo del ojo pero luego solo aceleró la cabalgata.

Cuando bajó la velocidad y se detuve frente al castillo salté del lomo del caballo para interceptarlo. No necesitaba que me esquivara en esos momentos, debíamos buscar una solución para que Britmongh no se convirtiera en la cuna de enfermos y mucho menos en un gran cementerio.

— Debemos hablar. — Susurré para que nadie más pudiera escucharme.

Caminamos en silencio hasta el salón de tronos, sentándonos cada uno en su respectivo lugar.

Podía parecer el lugar menos indicado para hablar pero la realidad era que nadie entraba allí sin autorización y si lo intentaban perderían la cabeza antes de lograrlo.

— Le contaré todo lo que sé sobre las brujas pero debe creer en mí, por más absurdo que le parezca todo lo que diré es cierto. — Entrecerró los ojos pero terminó asintiendo. — Las brujas son cadáveres de viajeros del tiempo.

— ¿Qué? — Y me convertí en una amenaza en ese instante.

— Cuando un viajero del tiempo es asesinado aquí, su cuerpo se convierte en una bruja y la persona vuelve a sus tiempos. Sucedió con mi madre. Como debe saber, ella fue asesinada por el entonces rey de Prifac. La primera bruja apareció poco después y comenzó a destruir todo y por eso mis padres volvieron, con ayuda la bruja dejó de existir y se fueron. Los viajes continuaron sin problemas hasta que la tercera viajera llegó. — Expliqué resumidamente.

— La bruja. — Asentí.

— Fue asesinada por el que era líder de Vurshka y desde ese momento la bruja ha estado atormentándolos. El último viajero no murió, por suerte, pero se encontró con ella y es por eso que sabemos un poco sobre lo que puede hacer. — Estaba tan dolorosamente tenso que me arrepentí de contarle eso. — Es capaz de crear fuego, uno que no se apaga con la lluvia y por lo visto se ha fortalecido.

— ¿Cómo su madre logró matarla? — Ahí estaba el problema.

— Ella no lo hizo, fue Galia y dudo mucho que siga con vida. — Se frotó el entrecejo con frustración. — Podríamos luchar pero el anterior viajero dijo que las espadas no le hacían daño.

— Los viajeros son un peligro pero aquí está usted, buscando su muerte. — Sonreí levemente porque no estaba del todo equivocado.

— Mis padres son de épocas diferentes, soy igual que el conde de Sdon y sus hermanos. Si morimos no sabemos si desapareceremos o si iremos a la otra época. — Su ceño se frunció aún más de lo que ya estaba.

— ¿Es quiere decir que...? — Asentí levemente.

— Si muero es posible que no regrese con mi familia. — Un silencio tenso se instaló entre nosotros.

— Pero usted dijo... — Alaric mismo dejó de hablar para mirarme.

— Le dije que si me mataba volvería, sí, pero le mentí. Mi padre no quería que viniera por eso, porque nadie puede asegurar que pueda regresar a mi hogar, ya sea con vida o después de morir. — Sorbí mi nariz y di un leve aplauso. — En fin, no estamos aquí para hablar sobre lo que pasará conmigo. Si recuerdo algo más se lo hare saber.

Me puse de pie con la única idea de salir a dar una vuelta para olvidarme unos minutos del pequeño problemita que me atormentaba en silencio. Estaba caminando rápido, alargando las piernas lo más que podía para desaparecer de la insistente mirada verdosa.

— Thabita. — Mis pies se anclaron al suelo.

No estaba segura pero creía que era la primera vez que me llamaba por mi nombre.

— Siempre que tema o necesite ayuda, diga mi nombre. — Mi corazón comenzó a latir frenéticamente al reconocer esas palabras. — Iré, incluso si demoro, iré en su ayuda.

— Lo haré. Gracias, Alaric. — Me giré hacia él e hice una corta reverencia antes de salir.

No estaba loca, esas palabras eran las que retumbaban en mi cabeza cada vez que algo malo me sucedía. Ya fuera en mis pesadillas o en la vida real, siempre aparecían.

El palpitar errático y desenfrenado de mi corazón no solo se debía a lo dicho sino a su voz. Era él, ese hombre era el dueño de la voz que me acompañaba a todas partes y en cualquier situación.

No era posible que fuera una simple coincidencia y estaba segura de que no lo había escuchado en ninguna parte que no fuera en mi cabeza. Incluso durante bastante tiempo creí que estaba enferma pero, las palabras habían salido de su boca y yo las había escuchado a la perfección, aunque en un principio creía que no.

"Diga mi nombre".

— Alaric. — Susurré con una leve sonrisa en los labios. 

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*Toma demasiado aire mientras echa la cabeza hacia atrás y cierra los ojos. * 

— AHHHHHHHHHHH. — La escritora grita como loca porque por fin se supo a quién le pertenecen esas palabras. 

¿Qué les va pareciendo la historia hasta el momento?

Por cierto, con dos actualizaciones juntitas no se pueden quejar, ¿eh? ;)

Flecha de Fuego© EE #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora