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Me mantuve con los ojos cerrados hasta que escuché un jadeo colectivo. El viaje había sido una mierda, entre el mareo, la mezcla de colores y la caída, no se podía considerar de otra forma.

— He vuelto. — Levanté los brazos como si mi llegada hubiera sido una sorpresa.

Inmediatamente los brazos sobreprotectores de mi padre me apretujaron y poco después se unió mamá, Arch, Delora, Leigh, Said, Dalila y Reli.

— Ya está, se acabó. — Aseguré. — Está muerta.

— ¿Me quieres explicar por qué estás tan cambiada? — Me preguntó papá. — Y cambiada no es lo único.

— Soy de ambas épocas papá, han pasado algunos ayeres por allá. Soy una adulta. — Observé a los Fracci con una gran sonrisa. — Einar les envía saludos y me mandó a decir que es todo un caballero, cosa que confirmo. Me salvó la vida.

— ¿Todos están bien? — Asentí de inmediato a la pregunta de Dalila.

— Thabita, no ignores lo otro. — Sonreí abiertamente ante los reclamos de Archie.

— ¿Qué te puedo decir? Me casé, tuve un hijo y la bruja lo asesinó. — Los rostros de todos cayeron. — Matamos a la bruja real que danzaba alrededor del fuego y decía cosas extrañas. — Observé a Arch y Delora. — Luego a la bruja, volvimos a Birtmongh, sigo casada y ahora esperamos a este pequeñín. — Palmeé mi abultado vientre.

— ¿Y ya? — Asentí a la pregunta de mi madre. — ¿Te parece poco?

— Ay, mi pequeña niña...— Escuché que mi padre murmuraba y pude ver que se avecinaba un drama.

— Sabes por qué estoy aquí. — Susurré.

— Creo que nosotros deberíamos irnos. — Saltó Dalila, notando el ambiente tenso.

Las tres parejas se despidieron con un fuerte abrazo y un par de besos.

— Neferet vendrá pronto. — Le susurré a Delora y a Arch cuando los abracé al mismo tiempo. — Deben hablarle muy bien de su tía Thabita.

— No hables así o me voy a molestar contigo. — Se quejó Delora antes de salir de la biblioteca para que no la vieran llorar.

— Ve con ella Arch. — Le dije a mi amigo.

Poco después solo quedamos nosotros tres en el lugar.

— ¿Solo así? — Papá rompió el silencio que había entre nosotros.

— Tú mejor que nadie sabes que mi lugar está allá así como el tuyo es estar aquí, junto a mamá. — La mujer pequeña, pelirroja y delgada se encontraba con la cabeza agachada y mordiéndose los labios. — Pero siempre podremos estar en contacto, vernos, abrazarnos y hablar. Solo deben tener esto cuando deseen hacerlo. Para que ambos estén deben tomarse de las manos y yo veré su reflejo allá y correré para hablar con ustedes.

— ¿Cómo se llamará? — Cambió el tema drásticamente cuando llevó su mano a mi vientre abultado.

— Si es niño, Amir Dorian. — Asintió con la cabeza. — Si es niña tal vez le ponga Elizabeth. — mamá bufó mientras sus comisuras se alargaban un poco.

— ¿Y él? ¿Te trata bien? ¿Quién diablos se atrevió a embarazar a mi Lucecita? — Reclamó, golpeando la mesa.

— Se llama Alaric y es rey de Britmongh. — En esa ocasión mamá no pudo evitar reírse y supuse que era porque tanto ella como yo habíamos terminado con un rey de allí. — Al principio fue un bruto, ya sabes... Pero luego nos entendimos y no pudo resistirse a mis encantos.

Flecha de Fuego© EE #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora