Thabita Pov
Mi cuerpo se sentía extraño, por una parte estaba pesado y por la otra adormilado. Era realmente extraño porque hasta donde yo tenía entendido la muerte no debía sentirse así. Se suponía que no pudiera pensar o sentir porque mi cerebro dejaba de funcionar y mi cuerpo se inflaba hasta llenarse de gases y pudrirse. Nada más, en ningún lado decía que iba a poder cuestionarme mi existencia por el resto de... Por el resto de la eternidad...
— ¿He muerto? — Me atreví a preguntar con temor a que algo me respondiera.
— No. — Una vez ronca y pausaba respondió. — Aún no.
Mis ojos se abrieron lentamente, confiados de quien era la persona que me había contestado. A menos que nos hubiéramos muerto los dos, entonces él tenía razón y solo había estado haciéndome ideas locas.
— ¿Qué sucedió? — Intenté moverme pero dos cosas me lo impidieron.
El dolor punzando en mi estómago y el brazo de Alaric.
— La bruja la hirió. — Me había estado acostando hasta ese momento.
Sin poder evitarlo volví a intentar sentarme, recibiendo una mirada reprobatoria de parte del rey. No estaba nada contento y eso era evidente pero lo que no tenía explicación era que tuviera unas ojeras mucho más pronunciadas de lo que recordaba.
— Le dije que dijera mi nombre. — Me riñó. — Curar su herida ha llevado...
¿Cuánto tiempo llevaba en cama? ¿Qué había pasado después del encuentro con la bruja?
— Alaric. — El nombrado me observó con el ceño fuertemente fruncido. — ¿Qué sucedió? — Repetí con firmeza.
— Huyó. — El alivio recorrió todo mi cuerpo, anestesiándolo en su totalidad.
Al menos no habían sido atacados en el tiempo que llevaba acostada, eso era algo bueno.
— ¿Y los hombres que envió? — Sus labios se volvieron una línea recta y supe la respuesta.
— Solo Kamal y Herp han regresado. — Sus ojos se entrecerraron como si estuviera recordando algo.
— No es su culpa. — Quise golpearme cuando sus ojos examinaron mi rostro. — Usted no les quitó la vida.
— Los envié a pesar de usted negarse a ello. — Asentí levemente porque aquello era cierto.
— Alaric, ellos sabían lo que podía suceder. Usted es rey y su deber es cuidar de su gente y aunque los haya enviado eso no significa que los asesinó. El rey no cortó la cabeza de sus soldados así que no es su culpa. — Retuve la respiración mientras me sentaba, utilizando su brazo como apoyo a pesar de su notable molestia.
— Debería alimentarse. — El rey se puso de pie, dejando ver lo alto que era.
A pasos lentos se fue alejando hasta llegar a la puerta y salir. Durante algunos minutos estuve sola y sin saber qué hacer pero poco después volvió a aparecer.
— ¿Puedo hacerle una pregunta? — Fue lo primero que dije cuando ingresó nuevamente al aposento.
— Adelante. — Creí que iba a negarse, estaba segura de que no me dejaría curiosear.
— ¿Puedo saber cómo se hizo la cicatriz? — Silencio.
Un largo y sofocante silencio se hizo presente. Tal vez no había sido mi mejor idea, después de todo no era algo que fuera de mi incumbencia.
— Olvídelo, no tiene que res...— Las palabras se me quedaron atascadas en la garganta cuando separó levemente los labios.
— Vornos. — Soltó con cierta acidez. — Nos atacaron después de habernos enfrentado contra Agablia. Fue un ataque cobarde.
— ¿Usted era rey en ese entonces? — Negó levemente.
— Un crío sin espada que fue atacado por el rey de los vornianos. — Un escalofrío recorrió mi espalda de tan solo pensar que un pequeño y adorable Alaric fue atacado por un hombre.
— ¿Qué pasó después? — Sus comisuras se elevaron en una cruel sonrisa.
— Asesinaron al rey y a la reina de Britmongh. — Respondió con simpleza. — Cuando la corona estuvo sobre mi cabeza la primera orden que di fue su asesinato.
— Debió ser difícil. — Susurré.
Un niño que había sufrido una herida grave y la muerte de sus padres tuvo que reinar y a su vez vengar la muerte de sus fallecidos. Debió ser realmente duro porque ningún niño estaba preparado para recibir un golpe tras otro a tan corta edad.
Mi mano se alzó por si sola y aunque se tensó al ver mis intenciones, no se hizo a un lado. Tan pronto mi dedo índice tocó el inicio de su cicatriz y la trazó hasta el final, algo en mí comenzó a burbujear. Lo atribuí a la presión excesiva e innecesaria que le estaba haciendo a la herida que se encontraba vendada.
Mi atención se encontraba en aquella marca que lo hacía ver peligroso, algo completamente diferente a la realidad. Alaric podía ser algo grosero, brusco e incluso algo bruto, pero no era peligroso. Al menos no conmigo después de que me dejara conocerlo mejor.
— Majestad. — Ambos nos sobresaltamos y de inmediato alejé mi mano de su rostro. — He traído los alimentos para la princesa.
¿Qué había estado haciendo? ¿Por qué estaba tocando a ese hombre con tanto descaro y confianza?
Probablemente iba a pensar muy mal de mí aunque eso no era lo que realmente me preocupaba. Lo que me tenía prácticamente comiéndome las uñas era el hecho de que si no hubieran llamado yo seguiría acariciando su cicatriz y él me lo seguiría permitiendo.
— Adelante. — Habló con una voz exageradamente brusca antes de levantarse y desaparecer de mi vista.
Había pasado un límite.
No tenía que escuchar sus quejas o bramidos para saber que había preguntado de más y mi gesto no ayudó en nada.
— Thabita, nunca aprendes. — Me reñí con la mirada fija en la comida.
Si nos encontrábamos iba a ser una situación bastante incómoda para ambos. Aunque claro, también estaba la posibilidad de que me fuera a ignorar hasta que estuviera seguro de que no iba a volver a irrumpir en su espacio o a indagar en cosas que no eran de mi incumbencia.
Si importar lo que fuera a hacer, de algo estaba completamente segura y era que mi dedo índice no había dejado de cosquillear desde que había tocado su piel.
Para mi sorpresa, después de comer me sentí cansada y me era difícil mantener los ojos abiertos mis tener que parpadear muchas veces seguidas.
No entendía el motivo de mi repentino cansancio. Podía deberse a que aquella sopa caliente fuera parecida a la que mi madre me daba cuando era pequeña y me encontraba enferma o porque no me había dado cuenta del sueño que tenía hasta ese momento.
La cosa fue que me dormí por muchas horas y en los días siguientes fue lo mismo. Dormí durante largos periodos de tiempo mientras que mi cuerpo seguía sintiéndose débil.
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Flecha de Fuego© EE #6
Fantezie💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe la copia o adaptación.💫 •Sexto libro de la saga EE.• •Es necesario leer todos los libros para comprender lo que sucede en la historia y conocer a los personasjes.• Aquellas tierra...