El general junto con su caballo y los otros soldados salieron lanzados hacia la entrada del marquesado y enseguida el rugido de un gran gigante cubrió el lugar mostrando su autoridad en él.
Agonizante, el hechicero abrió los ojos mientras su cuerpo experimentaba un shock intenso. El dolor de sus huesos rotos golpeó fuertemente su cabeza con un pitillo sonando en sus oídos, perdiendo un poco la noción de la realidad.
—Hijo... hijo de puta —soltó tratando de levantarse. Había volado unos metros y caído hacia una casa destruyendo parte del muro frontal. La sangre pronto comenzó a escurrir por todo su cuerpo.
Tomando conciencia de su estado, se miró lentamente, pero su cuerpo no le respondió cuando intentó sacar una piedra que aplastaba su mano derecha. Podía ver la silueta del gigante acercándose, la nube de polvo aún no se disipaba escondiéndolo entre los escombros.
Tarikan entonces dijo unas palabras, tan suave y tan silenciosas que parecía solo un pequeño susurro. Los huesos rotos que había sufrido su cuerpo vibraron moviéndose por sí solos hasta volver a su sitio, luego sus heridas comenzaron a cerrarse. Agradeció que su serpiente estuviera dentro de él si no, no hubiera podido sobrevivir a aquello.
Soltó un gran suspiro cuando pudo sacar los escombros sobre sí mismo. El muro del costado también se había caído, suficiente para esconderlo de los ojos del gigante mientras su cuerpo se recuperaba.
Puesto de pie miró a un costado para ver a su caballo muerto entre un establo, eso lo terminó de enfurecer.
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Aynoa que hasta el momento aún estaba escondida entre la paja con su criada, vieron todo aquel escenario. Cómo el gigante se acercó lentamente por una calle del costado y lanzó una piedra gigante hacia el hombre de armadura. Aquello provocó que casi toda la casa que estaba apegada al establo se viniera abajo.
Sinceramente, ellas no creían que aquellos hombres pudieran vencer a los monstruos, pero no pudieron evitar llorar y pegar un grito cuando aquel hombre desapareció entre los escombros de forma violenta, lanzado como si fuera cualquier cosa. Claramente, para ellas aquel hombre estaba muerto, pero cuando los escombros comenzaron a moverse vieron que abría los ojos y su cuerpo se movía como una serpiente retorciéndose hasta que sus huesos volvieran a su forma original.
Fue la primera vez que sentían terror. No comprendían lo que veían, ese hombre también era un monstruo. Levantándose su armadura, pegó un destello brillante cuando el sol volvió a tocarlo y el hombre sonrió de forma macabra.
Sangre había manchado su boca y mandíbula, mostrando sus dientes rojizos, dio unos pasos afrente saliendo de ese lugar. Estiró la mano al cielo y de la nada una nube negra formó un gran remolino, el gigante se fue acercando haciendo temblar el suelo mientras rugía. El cielo pronto se iluminó y una luz celeste atrapó al gigante en una gran fuerza eléctrica.
Tarikan no sé detuvo, electrocutó al gigante hasta que cayó al suelo calcinado, su piel pronto se comenzó a descascarar y continuo hasta hacerlo cenizas. El olor a quemado se impregnó en su ropa, pero aquello ni siquiera le molestó esta vez. Cuando terminó escupió el cadáver y caminó al establo. Su hermoso corcel allí tirado aún respiraba, pero nada podía hacer para curar su malherido cuerpo. Lamentando el hecho y su suerte, le dio unas leves palmadas en su cuello antes de sacar la espada.
—Lo siento chica —soltó levantándose y alzando la espada sobre su cabeza.
—Duque —dijo Sebastián, acercándose con un grupo de soldados, llegaron justo para ver la espada bajar ágilmente y cortar el cuello del animal.
Tarikan respiró profundamente y llevó su mirada a la entrada donde había caído Richard. El general aún se movía, solo por su lealtad hacia su rey sabía que debía ayudarlo, pero si fuera por él dejaría que el hombre muriera en agonía.
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Tarikan - Las cadenas de la Corona
FantasySu gente, su pueblo, sus sueños, todo lo que era importante acabó aquella tarde. Los monstruos gobernados por un demonio atacaron el marquesado aniquilando todo a su paso y la ayuda llegó bastante tarde. Llevada a la capital junto a su familia, Ayno...