107.-El inicio del mañana 2

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El Castilville las cosas aún se mantenían tranquilas, las puertas estaban abiertas, pero el control para entrar era sumamente estricto, a pesar de que el duque había querido cerrar todo, no podía con aquello, ya que era tiempo donde muchos mercaderes llegaban a cambiar sus productos. Aun así, sus soldados cuidaron la entrada con más empeño.

—Mi señora…

—Reimy, ¿puedes sentirlo? —dijo Aynoa tocando la ventana con su palma izquierda.

—¿A qué se refiere?

—Siento como una extraña sensación de cosquilleos en los dedos y en mi pecho. Es como si la magia de allí afuera, me llamará constantemente.

—¿No será nuestro pequeño duquecito o duquecita?

—No…—dijo ella bajando su rostro y tocado su panza—. La verdad es que tengo un mal presentimiento.

—Mi señora, el duque…

—Sé lo que me dirás, pero no me quedaré tranquila hasta que todo sea cerrado.

—¿Cerrado?

—Sí, manda a buscar al soldado encargado de las puertas, quiero que todo se cierre, nada ni nadie entrará a Castilville hasta que sea seguro. Las campanas deben escucharse para que todo quien haya salido vuelva y mañana nadie pondrá un pie fuera.

—El duque tomó resguardos, duquesa Aynoa.

—Eso lo sé, pero aun así quiero evitar que alguien que no conocemos entre.

Reimy no dijo nada por unos segundos, observó a su señora, preguntándose si los rumores podían ser ciertos. No le importaba realmente, pero tenía curiosidad.

—Puede confiar en mí —dijo con suavidad.

Aynoa al escucharlo, levantó el rostro y se giró con una leve sonrisa dibujada en su cara.

—Sí, confío en ti, Reimy.

—Me siento muy agradecido escuchar eso de usted —dijo soltando una risita.

Aynoa también se rio al verlo, le causaba gracia ver cómo su bigote se movía cuando Reimy reía, pero las siguientes palabras del hombre rápidamente hicieron que la conversación se volviera más seria.

—Me gustaría que pudiera contestarme, esta pregunta, ¿usted está preocupada por qué sabe qué ocurrirá? —Reimy rápidamente vio que ella bajo su rostro y volvió a mirar por la ventana.

—Reimy…

—No tiene por qué preocuparse de ser juzgada aquí, nadie lo hará —dijo caminando a su lado—. Hemos visto tantas cosas que su esposo ha hecho que si usted realmente pudiera ver el futuro no sería algo aterrador.

—Sé algunas cosas, —dijo ella bajando el tono de voz—. Pero no es que pueda ver el futuro, solo conozco algunas cosas que sucederán.

—¿Cómo qué cosas, mi señora?

—Como que si no cerramos esas puertas, pronto tendremos visitas no muy gratas —dijo Aynoa y rápidamente marchó de allí sin querer decir algo más.

Reimy suspiró pesadamente mientras encorvaba su espalda, por unos momentos creyó que podía ser el confidente de su señora como lo era con Tarikan, pero ella aún se mostraba reacia a muchas cosas.

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Los gritos y el sonido metálico de las armaduras y espadas inundó todos los oídos de cada soldado. Caleb con su grupo se fue haciendo paso aniquilando a cada soldado de Rómulo, pero no hubo tiempo de preocuparse por los demás.

Tarikan - Las cadenas de la CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora