27.-Innecesario

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El consejo y la iglesia marchó rápidamente después de que el Rey abandonara el lugar, Tarikan tardó unos minutos en recuperar la fuerza de sus extremidades quedando solos con sus hombres en el pequeño salón.

Lo sucedido y la noticia rápidamente escaló por todo el castillo. El asombro no era por el pronto matrimonio, sino la predicción que había hecho el duque y que el mismo rey se atrevió a poner su vida en peligro. Aquello hizo impacto en todos los consejeros comenzando a ver a Tarikan como una posible amenaza al reino.

Más tarde el duque con la aprobación del rey mandó a los hombres a cuidar a la mujer que había condenado, mientras eso ocurría trató de tener una audiencia con Gerald, pero aquello no ocurrió.

—Mi esposo no querrá verte por unos días— dijo la reina acercándose a él.

—Lamento lo que dije.

—Oh vamos, el tiempo no lo sabremos ¿Cómo vamos a lamentar algo que quizás pase en 30 o 40 años más? — la reina le sonrió y siguió caminando por el pasillo— sígueme Tarikan, es una orden.

No olvidaba lo que ella había hecho, no olvidaba que lo había engañado suciamente, pero después de todo era la reina y no podía negarse a sus peticiones. Suspirando la siguió a unos pasos mientras las mujeres de la corte la seguían.

—Déjenos solos— ordenó antes de entrar a una de las oficinas.

—Mi Reina— agregaron ellas mientras bajaban sus cabezas y se mantuvieron fuera.

—Quiero que me muestres lo que ocurrió— dijo sentándose en un sillón y cruzando sus piernas

—¿Por qué está interesada? — dijo y luego llamó a su serpiente.

—Jamás he visto tu interés, quiero conocer esa parte tuya.

Tarikan frunció levemente el ceño, la situación no debería ser de interés a la reina, sus decisiones o sentimientos le pertenecían solo a él y a la persona que en este caso era Aynoa.

—Siri es bastante temible cuando toma control de ti.

—No debe olvidar que no es una serpiente como tal.

—Es porque nunca dejas que ella te controle, para mí siempre será una serpiente inofensiva y poderosa llamada Siri.

Siriham era su nombre verdadero, pero a Tarikan no le gusta llamarla de esa forma ya que eso solo lo hacía sentir y recordar el tiempo donde su cuerpo se adaptó a esa cosa.

El duque no dijo nada, la serpiente como una nube azulada fue acercándose a la reina y le mostró hechos del pasado. Esta forma fue diferente a la vez pasada, acercándose a su rostro la reina vio como en primera persona lo que Tarikan experimentó.

Observó a la joven mujer, al principio no entendía y era porque el duque solo observó la puerta de madera que chocaba cada vez que él se frotaba con la mujer. La reina se sintió extraña como si ella misma sintiera aquel acto y parte de ella envidió a Aynoa que había tomado el corazón frío y duro del duque.

—Me sorprendes— dijo cuándo con su mano rompió la visión— jamás pensaría que tú harías esas cosas tan desvergonzadas en un castillo que no es tuyo. Pudiste tocarla y fornicar con ella, pero no lo hiciste, no me digas que fue por la iglesia.

—No fue por la iglesia.

La reina soltó una carcajada al verlo tan decidido, y se puso de pie mientras lo miraba con una sonrisa.

—No eres un hombre bueno— dijo abrazándole y pasando sus manos por la nuca de él— no eres correcto, ni una sola pizca de ti está hecha para pensar en los demás, para la otra que estés con una mujer cógetela, no pienses en nada más que en ti.

Tarikan - Las cadenas de la CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora