Alain alzó la mano derecha sobre una copa de oro, fijando sus ojos a la muchacha que caminaba entre la arena, sacó una daga y se rompió la muñeca. La sangre fluyó de él cayendo y derramándose por el cáliz.Una gran luz comenzó a iluminar el interior de la copa y luego una potente luz blanca con lazos amarillos creció hasta el cielo.
La mayoría de los espectadores cerraron un pocos sus ojos con el brillo que resplandeció en todo el lugar. Tarikan también subió su mirada hacia el, sus ojos se volvieron más claros de lo que eran y entonces la primera oleada de viento golpeó su rostro desparramando su pelo por su frente.
Cuando la gran luz bajo, parecía una culebra moviéndose dónde con rapidez atrapó a la niña y la levantó en el aire. Los ojos de la joven relucieron una luz rojo a través de la tela y abrió la boca con fuerza pero no hubo ruido o grito que saliera de ella.
La gran luz se dirigió dónde ellos estaban, Tarikan confiaba en su magia por lo tanto no se movió de dónde se encontraba, aún así, el Rey se levantó y puso su brazo frente a su esposa. Martinis también salió de su puesto listo para hacer un patrón que protegería a la reina, pero la luz desapareció.
Parecía que cáliz tuviera brazos que fueron moviéndose buscando lo puro de todo el lugar.
—¡Tarikan! —dijo Sebastián entrando con rapidez, los guardias de la entrada le prohibieron el paso por lo que más de una vez tuvo que gritar el nombre del duque.
Cuando fue escuchado, Tarikan volteó y una angustia se formó en su interior.
—Es su esposa —dijo Sebastián.
La reina sonrió, pero el duque solo llevó sus ojos hacia el rey, su esposa estaba a salvó, la luz no se fue contra ella, por lo tanto el Rey solo asintió con su cabeza permitiéndose ir y el duque desapareció.
El problema era que Tarikan no sabía dónde estaba, apareció en muchos lugares, buscándola hasta que solo siguió dónde iba moviéndose uno de los brazos de luz.
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Caleb sacó a la mujer de allí cuando la niña fue atrapada, moviéndose por más tarimas la duquesa no vio salida hasta que de un momento a otro una luz enorme estaba sobre su cabeza.
Parecía una gran masa de energía dirigirse a ella, Caleb se puso frente y creó un gran patrón mágico de color celeste con sus manos al frente, pero la energía ni siquiera llegó a tocarlo cuando su magia comenzó a temblar. Si aquella luz realmente llegaba a estar en contacto con él, sería devastador.
Caleb no era un oponente, la fuerza llevaba más de mil hechiceros, incluyendo la magia del duque.
Aynoa sintió como parecía que su piel se levantaba, como si fuera succionada por ese poder. La gente de allí salió con desesperación, cualquiera que tocase esa luz resultaría muerto en un instante por lo tanto todo el caos se armó entre la gente que quería salir a toda costa.
Aynoa cayó de rodillas mientras se cubría el vientre, sabía que esa cosa quería lo que ella estaba engendrando, asustada negó con su cabeza, aún no se tragaba el cuento de haber sido tan tonta de creer en la reina.
El patrón mágico de Caleb se rompió en miles de pedazos cuando la luz estuvo lo suficientemente cerca y el hombre cayó sentado en el suelo. Era incapaz de protegerla por esa fuerza.
Aynoa lo vio y se aferró a él, justo cuando la oscuridad le curbrió la visión.
Un patrón mágico de color rojo salió dibujado en el suelo y también frente a ella en forma de un escudo. Tarikan por fin la había encontrado, pero ahora la energía blanca se volvió gris reconociendo la propia esencia del duque.
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Tarikan - Las cadenas de la Corona
FantasySu gente, su pueblo, sus sueños, todo lo que era importante acabó aquella tarde. Los monstruos gobernados por un demonio atacaron el marquesado aniquilando todo a su paso y la ayuda llegó bastante tarde. Llevada a la capital junto a su familia, Ayno...