14.-Una carta

216 40 3
                                    

—¿Qué estás haciendo? —dijo Sophia soltando a Aynoa fuertemente dentro de una habitación.

—No he hecho nada, yo solo estaba viendo el castillo.

—¿A pocos metros del salón de guerra?, ¿eres estúpida acaso? Pueden acusarte de espía niña tonta.

—No soy ninguna espía.

—Entonces ten cuidado —le advirtió mientras la apuntaba con el dedo.

—¿Por qué me estás buscando?

—Conversé con tu padre sobre como levantaremos el marquesado, si bien el castillo está habitable, no pasa lo mismo con las casas de nuestros...

—Eso lo sé perfectamente, yo estuve ahí.

—No me hables de esa forma niña. Mis hijas tienen edad suficiente para buscar un marido y será deber de sus esposos ayudar a levantar Abeul.

—Me sorprende que ellas hayan aceptado.

—Después de verte bailar con el duque, créeme que sí van a querer.

—¿El duque?, ¿quieres que se casen con el duque...?

—Sabes perfectamente que es más rico que el rey, a él no le molestará pagar. Si mis hijas logran llamar su atención, serán duquesas y ganarán mucho más que yo y que tú obviamente. Ten —dijo pasándole un sobre blanco con el sello del marqués.

—Sofía no.

—No me vengas con que no, irás y se lo entregaras al duque y te asegurarás que lo lea.

—¡No haré eso! —dijo, pero rápidamente Sophia la agarró del cabello y la zamarreo con fuerza.

—Niña estúpida, lo harás y pobre de ti que no lo hagas. El duque asistirá a esa fiesta que organizaré y si no viene será tu culpa. No quieres verme más enojada —agregó hablando entre dientes y la soltó bruscamente que Aynoa dio unos pasos lejos de ella.

—El duque no es una persona agradable —dijo arreglándose el cabello.

—No me importa si es agradable o no. Si sigues comportándose así quedarás soltera de por vida. Ahora sal de aquí y llévale eso.

Aynoa no dudo un segundo en poner sus pies fuera de la habitación, salió de allí enojada, pensando que a estas alturas lo único que deseaba era alejarse de esa mujer. No quería casarse, pero quizás eso era la única opción de poder salir de la mirada de Sophia, pero ¿Cómo encontrar a un hombre que la trate mejor que era tratada en su hogar? Si el amor no nacía antes del matrimonio, ¿Cómo podía confiar en alguien desconocido?

No quería encontrarse con el duque, pero desde antes que Sophia le mandara a entregarle la carta, ella quería buscarlo para pedirle cordialmente que no filtrara la información de verla llena de excremento de animal.

—Maldición —dijo creyendo que si le decía había una posibilidad de empujarlo a hacerlo. Quizás si se quedaba callada, él no pensaría en hostigarla de esa forma.

¿Cómo era el duque entonces? ¿Sería capaz de ensuciar su nombre y esparcir esos rumores? Aynoa sería el hazmerreír de todas, si ya sus hermanas se reían de ella involucrando a las señoritas de otras familias, aquello sería su perdición.

Junto a una criada comenzó a buscar al hombre entre todos los rincones del castillo, preguntando incluso a los guardias su paradero. No quería levantar sospechas, pero cada vez que ella preguntaba descubría que en el castillo también había una gran disputa entre los soldados, todos sin faltar alguno, frunció el ceño y estrechó la mandíbula al conocer quién era la persona que ella preguntaba.

Tarikan - Las cadenas de la CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora