Capítulo 8 💛

4.6K 241 14
                                    

Lexi:

Estoy apoyada en el tronco de un árbol, Rafe esta a mi lado fumando un cigarrillo mientras yo reviso mis correos electrónicos, pues he tenido otras ofertas de trabajo. Ya he sido el rostro de varias marcas y lo adoro. 

—Archibald a la vista —susurra el pelinegro, lo miro mal—. ¿Qué? Me dijiste que te avisara si lo veía.

—Sí, pero no lo grites a los cuatro vientos.

—Estás tan pegada a esa pantalla que no sabía si me escucharías —se excusa—. ¿Vas a hablar con él?

—Estaba esperando que él se acercara y me hablara, ya sabes, que confiara en mi.

—¿Sigue teniendo problemas por su familia?

—Algo así —respondo vagamente, veo algo importante en mi celular—. Oh Dios.

—¿Qué? ¿Estás bien?

—Sí, es solo que recibí una invitación a un show de Arctic Monkeys —digo sorprendida—. Alex Turner me envió un correo personalmente.

—¿Bromeas? —cuestiona arrebatándome el celular—. Te estás volviendo cada vez famosa, tienes que llevarme.

—Ni siquiera se si aceptar la invitación.

—El vocalista te esta mandando un correo. ¿Sabes cuantas veces pasa eso? Una en un millón.

—Puede que me quieran usar de publicidad —sugiero—. Por mi reciente fama. 

—Tal vez les sirva a ellos de publicidad, pero a ti te también te beneficia —enfatiza—. En las fiesta VIP les harán fotos y sus nombres serán más conocidos, incluido el tuyo.

—Puede que tengas razón —concuerdo, sonríe satisfecho—. Si voy, claramente iras conmigo.

—Hola, Lexi —saluda esa voz—. Rafael.

—Archibald —devuelve el saludo, su tono de voz es serio—. Te veo luego, Lex.

Apaga el cigarrillo y deja un beso en mi mejilla antes de encaminarse hacia la escuela. Suelto un suspiro cuando me quedo sola con Nate.

—Te envíe un mensaje el otro día para salir, quería invitarte a almorzar —admite, frunzo el ceño—. Nunca respondiste.

No tiene dinero y quiere invitarme a almorzar, tiene que ser una broma. Tiene que preocuparse por su situación primero.

—Voy a ser honesta contigo, aunque tu no lo has sido conmigo —lamo mis labios—. ¿Qué pasa con tu casa?

Sus ojos azules me observan con asombro y a la vez vergüenza, traga saliva con dificultad.

—Ya lo sabes —asume.

—Esperaba enterarme por ti, pensé que confiabas en mi.

—Claro que confío en ti —sujeta mi mano, pero la aparto—. Si te lo decía ibas a intentar ayudarme y ya has hecho bastante.

—Eso es lo que hacemos, nos ayudamos entre nosotros.

—¿Se lo has dicho a alguien?

—¿Eso es lo único que te importa? No te preocupes porque he mantenido la boca cerrada —digo molesta—. Nos vemos.

—No, espera... —sujeta mi mano—. Hay otra razón por la que no te lo dije.

—Te escucho —me cruzo de brazos.

—No quería que me vieras con lastima, y tenía miedo que al ser pobre tu ya no quisieras... —deja la frase a medias—. Tenía vergüenza.

—¿Es una maldita broma? —escupo con frialdad, niega—. Nate, no me importa tu maldito dinero, me importas tu. Te quiero por lo que eres no por lo que tienes. Y si no sabes eso, es porque nunca me conociste.

ꜱᴀꜰᴇᴛʏ ɴᴇᴛ | ɴᴀᴛᴇ ᴀʀᴄʜɪʙᴀʟᴅ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora