Capítulo 23 💛

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Lexi:

Cuatro hombres sabios dijeron: "Me las arregló con una pequeña ayuda de mis amigos". En el lado Este, existe el desafío adicional de descubrir quiénes son esos amigos realmente.

Después de nuestra noche fiestera lleve a Nate a su casa donde intento besarme diciendo que estaba enamorado de mi y no de Blair, claramente no lo tome en cuenta y lo acosté, probablemente no debe acordarse de aquello y y no me importa. 

Recibí un llamado de Chuck, resulta que al parecer Gina se reformó en una especie de campamento católico, a pesar de aquello ambos volvieron a la ciudad en taxi, sí en taxi porque Blair le robo la limusina para volver con Nate, si tan solo supiera que ayer intentó besarme, pero yo no le arruinaré su cuento de hadas.

—¿Querías verme, mamá?

Esta sentada en la mesa del salón hablando por celular y viendo unos papeles, me pide que espere por lo que decido sentarme. Pasan unos largos minutos hasta que termina su llamada.

—Sé que no he sido la mejor madre para ti ni para tus hermanos —comienza a decir, frunzo el ceño—. Pero intentó ser mejor.

—No hay problema, mamá —me encojo de hombros—. El pasado debe quedarse atrás para poder seguir adelante.

—Hay algo que quiero darte —extiende una delicada caja morada en mi dirección—. Iba a esperar a que cumplieras 21, pero estoy tan orgullosa de ti, por tu reciente fama en el modelaje, la graduación y tu ingreso a Columbia.

—No tenías que molestarte en comprar algo.

—No lo compré —niega—. Adelante, ábrelo.

Le quito el nudo a la cinta con rapidez para luego abrir la caja, mis ojos se abren con sorpresa al ver un hermoso y delicado collar con una piedra preciosa morada.

—Mamá... —la miro atónita—. Esto es hermoso.

—Era de tu bisabuela —recuerda con una sonrisa—. Sé cuanto te gusta el morado. Lo saqué de la caja de seguridad esta mañana.

—Gracias —le digo cuando me ayuda a colocarlo en mi cuello—. Gracias, en serio.

—Te estás convirtiendo en una mujer maravillosa y no soy la única que lo piensa —extiende otra caja en mi dirección—. Llego hace un rato, es de tu padre.

Mi sonrisa se borra de inmediato, todo signo de alegría se va ante la mención de mi progenitor. Sabe que entré a Columbia porque se lo dije por mensaje de texto y no fue capaz de llamarme, pero si de enviarme regalos.

—Esto no suple su ausencia —digo tomando la caja—. Debería haberme llamado.

—Ya conoces a William —ladea la cabeza—. Me harías un favor en no decirle a Serena o Eric, solo envió algo para ti.

—Como siempre —bufo molesta—. Tiene tres hijos, a veces parece que no tuviera ninguno y otras veces solo se acuerda de una.

—Alexia, él te ama, es solo que... —su celular comienza a sonar—. Deben ser los del servicio de comida.

—Atiende tranquila, luego hablamos —le resto importancia—. Gracias otra vez por el collar.

Me sonríe antes de antes su llamada, voy hasta mi cuarto para dejar la caja de papá, ni siquiera tengo ganas de abrirla. ¿Por qué cree que con estás cosas puede suplir su ausencia?

—Alexia —mi hermana ingresa al lugar sacándome de mis pensamientos, escondo la pequeña caja debajo de la almohada—. Necesito tu ayuda, tenían razón sobre Gabriel.

ꜱᴀꜰᴇᴛʏ ɴᴇᴛ | ɴᴀᴛᴇ ᴀʀᴄʜɪʙᴀʟᴅ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora