Capítulo 2 💛

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Lexi:

Manhattan tuvo su cuota de tormentas, olas de calor, huracanes y un terremoto. Pero parece que una nueva fuerza de la naturaleza, se está formando en el Upper East Side.

Las manos de Nate se desplazan a lo largo de mi espalda desnuda mientras dejo cortos y continuos besos en sus labios. Nuestras manos están sobre la piel del otro aumentando el calor del momento, pero esto se ve interrumpido por el ruido de un celular.

—No es el mío —murmuro dejándolo en la mesa.

—Tampoco el mío —cancela la llamada, cambia de posición dejándome bajo él—. Hola, otra vez.

—Hola —beso sus labios—. Eres mala influencia, me has tenido despierta toda la noche.

—No soy mala influencia —niega besando mi cuello—. Solo soy un esposo que disfruta pasar tiempo con su maravillosa esposa.

La piel se me eriza notablemente cuando sus besos bajan a mis pechos, lleva su mano a uno de ellos mientras vuelve a atacar mis labios con pasión. Sus besos, caricias y estocadas me hacen estremecer como es usual.

Leves gemidos salen de mis labios y mis uñas se clavan en su espalda mientras mueve sus caderas hundiéndose en mi a un ritmo que a ambos nos causa placer. Aprieto su mano entrelazada con la mía cuando llego a mi clímax, segundos más tarde él también lo consigue y deja caer su peso sobre mi con suavidad.

—Deberíamos hacer un pacto —su índice traza caricias en mi estómago plano—. Empezar todas nuestras mañanas de este modo.

—Yo iba a decir lo contrario —niego levemente, me mira con los ojos entrecerrados—. Nos estamos acostumbrando a hacerlo sin condón.

—¿Qué tiene de malo eso? —pregunta con inocencia—. Nunca te quejas.

—No me quejo pero nos arriesgamos a pasar sustos —le recuerdo, se acomoda junto a mi cargado el peso en su brazo—. No es tiempo para bebés.

—La próxima intentaré usar condón —accede divertido—. Pero tú también tienes culpa.

—¿Yo? ¿Qué hice?

—Uhm, no esperaste nada. Tomaste el control de la situación, yo solo me quede acostado a tu disposición —me recuerda—. Eres muy impaciente y así te amo.

—Te odio demasiado —murmuro porque tiene razón, casi nunca espero que se coloque preservativo—. Trataré de controlarme.

—Teniendo un esposo tan guapo como yo, no creo que puedas —besa mis labios, una sonrisa boba se forma en su rostro—. Tu esposo, me gusta mucho como suena eso.

—A mi también —entrelazo nuestras manos, le doy un suave beso a su dorso—. Me gusta ser tu esposa.

—Te amo... —se acerca para besarme con lentitud, siento un apretón en la nalga—. Ups, mis manos se mueven por si solas.

—Que conveniente para ti que ocurra eso —le digo divertida—. Ya deja de entretenerme, no hemos dormido nada.

—¿Quién quiere dormir cuando te tengo desnuda en nuestra cama? —me toma de las caderas con agilidad para posicionarme sobre él—. No quiero dormir, ¿tú quieres dormir?

—Mhm... —finjo pensarlo—. Dormir esta de más.

Ahora yo estoy encima de él por lo que me deja guiar los movimientos, sus manos se aferran a mis caderas mientras de su boca se escapan leves sonidos de placer.

Tiene razón, así podrían ser todas nuestras mañanas.

✿  ✿  ✿

Finalmente Serena decidió volver a Nueva York para retomar su vida junto a Steven, hace más de una semana organizó una gala de sociedad y descubrió que su novio tiene una hija adolescente llamada Sage, quien parece ser algo problemática.

ꜱᴀꜰᴇᴛʏ ɴᴇᴛ | ɴᴀᴛᴇ ᴀʀᴄʜɪʙᴀʟᴅ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora