Capítulo 20 💛

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Lexi:

Se dice que todos estamos amarrados a la rueda de la fortuna. En ningún lugar es tan cierto como en la siempre cambiante tierra del amor. Mientras una pareja disfruta un alza otra se hunde. Pero arriba o abajo, no te pongas muy cómodo. Porque en lo único que puedes confiar es en que la rueda seguirá girando.

Salgo de la habitación ya vestida, me encuentro a Nate en la cocina comiendo leche con cereal. Me acerco para abrazarlo por la espalda y dejo un par de besos en su cuello. 

—Buenos días —voltea para darme un beso en los labios—. Lo mejor de mis mañanas es verte a ti.

—¿Coqueteas conmigo, Nate Archibald?

—Siempre, no tengo remedio —sujeta mis caderas para pegarme más a él—. Eres mi sol de las mañanas.

Suelto una pequeña risita para luego besar sus labios con suavidad. Adoro esto de vivir juntos... con Chuck, pero vivimos juntos de todos modos.

—Ya debo irme a la casa de mamá para el desayuno.

—Hey... —me toma de la cintura cuando intento irme—. Llegaste tarde y te fuiste temprano toda la semana. Comienzo a sentirme humillado.

—Siento no haber estado mucho tiempo contigo. Debo dividirme entre el trabajo y mamá. También esta William tratando de arreglar las cosas.

—Estaba bromeando —me interrumpe tomándome por las mejillas—. Solo me quejaba para que me besaras —admite—. No te preocupes, ¿sí?

—Te daré ese beso —mis labios se unen rápidamente a los suyos, sabe a cafeína—. Me quedaría aquí para siempre.

—No quiero que pienses que te estoy echando, pero, ¿no crees que te sentirías mejor regresando con tu mamá mientras esté en tratamiento?

—Prefiero correr de un lado a otro. Ya hay muchas personas en casa, Serena piensa regresar —le recuerdo—. Esta es mi casa, estoy bien aquí.

—Si así lo quieres.

—Esa no es la misma chica que vino anoche con Chuck —frunzo el ceño al verla irse—. Volvió el viejo Chuck que no le importaba nada, solo yo, el dinero y el placer que el dinero compra.

—¿Ya fue a hablar con Lily? —cuestiona, eso me hace dejar de sonreír—. ¿Quieres que hable con él?

—No, ya lo intenté. Si yo no lo pude convencer dudo que tú puedas, pero gracias —me las arreglo para sonreírle—. Iré a tu partido de lacrosse después de desayunar.

—Te amo.

Nate besa mis labios rápidamente, cuando me separo encuentro a Chuck acercándose a nosotros mientras se abrocha la bata. Mi mirada es cargada de seriedad y él sonríe como si nada pasara.

—Júzgame, bonita —me guiña un ojo—. La vergüenza me excita.

—Esto de ahogarnos en alcohol y sexo era divertido cuando teníamos diecisiete, ya no —paso por su lado y beso su mejilla—. Apestas a bar de mala muerte.

—Tu luces increíble como siempre —dice Chuck mirándome—. Suerte en tu día.

—Llámame si necesitas algo —palmeo su hombros—. A ti también te amo, cariño.

Le doy una mirada significativa a Nate antes de irme, hemos intentando que Chuck entre en razón pero nada funciona. Los únicos momentos en los que está sobrio es cuando nos quedamos solos. Apenas supo de la enfermedad de mamá se aisló de la familia, soy la única a quien sigue viendo, sé que tiene miedo de lo que puede pasar pero sería lindo que hubiera ido al desayuno.

ꜱᴀꜰᴇᴛʏ ɴᴇᴛ | ɴᴀᴛᴇ ᴀʀᴄʜɪʙᴀʟᴅ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora