Capítulo 2 💛

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Lexi:

El verano está terminando, y como todos saben tanto París, como el lado Este se vacían en agosto dejando atrás solo a los turistas y a los soñadores, lamentando el inminente regreso a la vida real.

Estoy sentada en la terraza de una cafetería con Blair, dejo el celular luego de enviarle una respuesta rápida a Nate. Sé que a Blair no le molesta verme enamorada, pero sé que cuando tú tienes el corazón roto no te gusta que otros presuman de su buena relación. 

—No puedo creer que ya casi es hora de volver a Nueva York —le digo—. Extrañaré Europa con mi alma.

—Lo sé, lo bueno es que verás a tu novio.

—No puedo esperar para verlo —muerdo mi labio inferior—. Y al resto de mi familia también, claro.

—Me encantaría quedarme y hablar de tu noviazgo pero tengo que prepararme para mi cita parisiana.

—Espera, ¿qué? —exclamo confundida—. ¿Hiciste que Louis te diera una segunda oportunidad? Eso es maravilloso.

—Para probarle que me importa algo más que su título he planeado un día de interacción cortés con el proletariado —informa, evito reírme—. Piensa en Diana, la princesa del pueblo. Obviamente usaré guantes.

—Obviamente.

—Bueno me voy a comprar ropa poco usada en la doceava —se levanta—. Nada arruinará mi cita.

Nos despedimos con dos besos en la mejilla, me siento nuevamente y estoy por pedir la cuenta cuando mi celular suena.

—Hola, mamá.

Hola, Alexia —su voz suena desanimada—. ¿Estás sentada?

—Sí, ¿qué pasa? —ante mi pregunta solo hay silencio—. ¿Mamá?

Lamento molestarte en tu último día —hace una pausa, mi corazón comienza a latir con fuerza—. Recibí una llamada perturbadora de la policía de París.

—No he hecho nada que atraiga su atención.

Se escucha un suspiro pesado del otro lado, mis ojos se cristalizan sin razón aparente.

Sacaron un cadáver del río —dice con delicadeza, tapo mi boca con la mano—. Y encontraron la billetera de Charles.

—No, no, no —niego en susurros—. Él no puede... lo sabía... lo sentiría...

Alexia —me interrumpe en tono dulce—. Escúchame.

—No, no puede ser —siento las lágrimas correr por mis mejillas—. No crees que sea él, ¿verdad?

Sería más fácil no entrar en pánico si alguien hubiese oído algo sobre él o si hubiese estado pagando las cuentas del Empire.

—¿Qué? ¿Por que no me dijiste eso antes?

Escucha, cariño, sé que es difícil para ti —cierro los ojos al saber lo que me pedirá—. Necesitan que un miembro de la familia identifique el cuerpo.

—Dios... —me limpio las lágrimas—. No es él, me niego a que sea él.

Si es mucho para ti, tomaré el próximo vuelo.

—No —niego de inmediato—. Ya estoy aquí. Creo... —trago saliva con dificultad—. Puedo hacerlo.

Sé que es difícil para ti escuchar esto. Gracias por hacerte cargo —hace una pausa—. Escucha, mantengamos esto entre nosotras. No quiero preocupar a nadie hasta que no sepamos que está pasando realmente.

ꜱᴀꜰᴇᴛʏ ɴᴇᴛ | ɴᴀᴛᴇ ᴀʀᴄʜɪʙᴀʟᴅ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora