Capítulo 6 💛

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Lexi:

Nate terminó su falsa relación con Bree ya que la chica solo lo usaba para estar cerca de mí y lograr encontrar a Carter. Hablando de mi ex novio, no he tenido noticias de él y me está matando. En cuanto a mi línea de cosméticos, las paletas de sombras se agotaron en un par de horas lo cual es increíble. Ahora estoy ingresando a la sede de campaña de Tripp Vanderbilt ya que cierto chico quiere hablar conmigo. 

—Gracias, concejal, sé que mi primo le agradece su apoyo —dice Nate al celular, sus ojos se clavan en mí—. Sí, se lo diré. Gracias —finaliza la llamada—. Hola, Lexi.

—¿Cuándo decidió Tripp competir para el Congreso? —cuestiono confundida—. Alguien debería decirle que la elección es un año.

—Bueno, cuando el congresista Kruger murió, una curul se abrió en Manhattan —responde sirviéndose un café—. Y el abuelo pensó: ¿Para qué esperar?

—Que bueno que lo ayudes. 

—Tripp es un buen sujeto. Con todos esos anuncios de ataque de los Buckley a su campaña lo estoy tomando personal.

—Sí —suspiro pesadamente—. ¿Has hablado con Bree?

—No —niega de inmediato—. ¿Has hablado con Carter?

—No desde la boda. Le he dejado un millón de mensajes —paso la mano por mi rostro—. Sé que no está molesto conmigo, porque incluso en esas situaciones me respondía.

—Por eso te llamé —hace una leve mueca—. Supuestamente los Buckley se los llevaron a Galveston a pagar su deuda.

—¿Pagarla cómo?

—Trabajando en sus pozos.

—¿Qué? Es una locura —exclamo—. Le tomará como 20 años ganar todo ese dinero.

—Les interesa más tenerlo en el Golfo con un montón de obreros racistas. Así que no va a hacer muchos amigos.

—¿Por qué parece que esto te divierte? —digo a la defensiva—. Dime que es una broma.

—Tranquila. Tengo una idea.

Toma su chaqueta y me hace una señal para que lo siga hasta la salida, suspiro pesadamente antes de hacerlo. Nate parece no notarlo pero hay un par de paparazzi discretos tomándonos fotos mientras caminamos, yo por mi parte actúo natural.

—El primo de Bree tiene un juego de póker —digo luego de escuchar su plan.

—Sí, PJ Buckley. Imagínalo como un joven J. R. Ewing en jeans costosos.

—¿Y crees que apostaría la deuda de Carter?

—Sus amigos apuestan purasangres, una isla en las Seychelles, a los Knicks —me recuerda.

—¿Pero cómo sabes que ganaremos? —cuestiono—. No te ofendas pero no eres exactamente un tahúr.

—Bueno, Bree me habló de sus gestos delatores así que sabrás cuándo apostar.

—Espera —lo freno del brazo—. ¿Yo?

—Ah, sí —ríe nervioso—. Tú vas a jugar.

—Ni un millón años —niego repetidas veces—. No.

—PJ me odia, a ti todo el mundo te ama —recuerda—. Le gustan las rubia. ¿Y no pasaste un verano en Monte Carlo cuando tu madre salía con Carlos Mortensen?

—Tenía 10 años —enfatizo—. Carlos me enseñó a jugar usando dulces como fichas. Solo juego con Rafe y otros amigos por diversión.

—Pues imagina que tu ex novio le debe medio millón de dulces a los Buckley.

ꜱᴀꜰᴇᴛʏ ɴᴇᴛ | ɴᴀᴛᴇ ᴀʀᴄʜɪʙᴀʟᴅ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora