Derek no lo forzó más y sacó el pene. Luego, un líquido espeso salió de su vagina como orina. Se las arregló para resistir el impulso de beber toda la excitación que brotaba de ella. Una sed impaciente le secó la garganta.
Ella sollozó, ocultando el rostro avergonzada mientras llegaba al clímax y se derramaba sin pensar. Derek revisó el sofá, que estaba aún más mojado que antes, y le susurró al oído.
~Esto si es saber llegar.
-Hmph, hmph...
Judith sintió que el corazón le latía como loco, y quería morirse de vergüenza por las sensaciones desconocidas. Eso o irse a algún sitio donde nadie la conociera y esconderse.
Eso sí lo sabía, estaba avergonzada de sí misma por ser tan abierta con su placer.
-Cariño, ¿llamo a una criada?
Sollozando, Judith levantó la vista con enfado, sobresaltada por sus palabras, y lo primero que vio fueron las comisuras de su boca, que se habían vuelto más siniestras que antes.
-Las criadas podrían confundirlo con orina como hice yo. Entonces, ¿por qué no le mostramos lo emocionada que estabas antes?
-Mmm, estás loco, no, ¡nunca!
No podía creerlo, pero pensó que tal vez no sabía si era la personalidad lujuriosa que había mostrado hasta ahora, y su corazón dio un vuelco.
Derek le lamió la mejilla manchada de lágrimas y gimoteó.
-Voy a pedirle a una criada que se siente, y vas a abrir bien las piernas delante de ella, ah, con mi polla metida debajo, por supuesto, y luego vas a frotarte el clítoris tú misma esta vez.
Aunque sólo lo estaba describiendo, Judith se estremeció como si ya hubiera pasado por una experiencia tan humillante. Sólo pensarlo le producía escalofríos de excitación.
-¿Qué te parece?
Judith negó con la cabeza apresuradamente a su escandalosa sugerencia. Sin dejar de lamerle las mejillas empapadas en lágrimas, Derek tiró de ella y la sentó en su regazo.
-¿No te gusta?
-¡Qué haces!
-¿No quieres hacerlo?
Judith asintió rápidamente, temiendo que hiciera algo si la respuesta se demoraba. Entonces, como si lo hubieran atrapado, sus ojos relampaguearon y brillaron.
-Entonces bésame.
Las comisuras de su boca se abrieron como si se sintiera bien, y luego sacó lo que realmente quería de su boca.
Las comisuras de sus labios se separaron ligeramente, como si estuviera complacido, y entonces dijo lo que realmente quería.
Derek cerró los ojos como esperando una respuesta. Mientras le observaba, Judith reflexionó un momento. Para empezar, llamar a una criada había sido una broma, pero si no hacía lo que le había dicho, no sabía qué otra cosa podría hacer su mal genio.
Incapaz de resistirse, Judith le echó los brazos al cuello y lo besó suavemente, dándose cuenta de que era la primera vez que lo besaba. Siempre había sido al revés.
Cuando Judith intentó apartarse de sus labios infantiles y juguetones, Derek movió las cejas con ferocidad y le agarró la nuca.
-¡Ay!
-No lo estás haciendo bien.
Ante su gruñido, Judith soltó un suspiro y separó los labios con cautela. Ella aspiró sus gruesos labios y, naturalmente, él abrió la boca y sacó la lengua. Los labios estaban bien, pero la lengua resbaladiza la dejó helada, sin saber qué hacer.
