Derek, ahora dándose cuenta de por qué estaba en ese estado, escupió una maldición. Incluso en medio de eso, Judith estaba aún más agotada que antes y no sabía qué hacer.
Se agachó hasta los tobillos encadenados para sacarla de allí. La fuerza de sus palmas aplastó los duros grilletes como arcilla empapada en agua y luego se hizo añicos. Además, le trató el tobillo, que estaba desgarrado y sangraba de nuevo, sin superfluidades.
Los ojos del asistente masculino se agrandaron mientras observaba la magia de Derek.
-Espera un momento.
Derek le susurró suavemente e inmediatamente se acercó al asistente masculino. Antes de que el asistente asustado pudiera huir, Derek se estiró frente a él y le llevó la mano a la frente. El asistente, que estaba cansado de ser cegado por la luz brillante, se desmayó por así decirlo.
Asimismo, después de realizar la misma magia sobre el desmayado Killiton y los caballeros caídos, Derek abrazó a Judith.
A pesar de que se llevó a cabo sin ningún desinterés, ella dejó escapar extraños gemidos de su boca como si hubiera sido acariciada aquí y allá. Su dulzura era más fuerte que de costumbre. Derek de alguna manera trató de hacerle sentir extraño, así que se apresuró a salir del sótano.
El viento que soplaba afuera era fresco. Sin embargo, en comparación con la baja temperatura, la temperatura de su cuerpo era tan alta que el contraste era excelente.
-Derek. Ugh, Su Majestad...
Judith susurró apresuradamente mientras agarraba su pecho. A pesar de que entregó esas cortas palabras, se quedó sin palabras. Derek entendió lo que le preocupaba y rápidamente se rompió el cerebro.
-Borré todos sus recuerdos. Así que no te preocupes.
Entre los carruajes alineados en fila, encontró fácilmente el carruaje del duque oscuro. El cochero abrió mucho los ojos al ver a la pareja que ya había aparecido antes de que terminara el banquete.
-¡Vete inmediatamente!
Por alguna razón, el espíritu del dueño que gritaba ferozmente mientras sostenía a la señora jadeante era inusual. El cochero puso en marcha el carruaje con un grito ahogado.
La luz blanca de la luna se elevaba claramente detrás del carruaje que se alejaba del palacio Imperial.
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Derek fue directo a la habitación de la pareja, ignorando a todos los que venían a recibirlos. Fue porque los gemidos de Judith, que le humedecieron la nuca durante todo el viaje en carruaje, se hicieron más intensos.
-Ja, ja, ugh... por favor.
Asustada de dejarlo sobre la cama, Judith retorció su cuerpo, sin saber qué hacer. Su vestido verde se enrolló, dejando al descubierto sus elegantes pantorrillas. La parte superior de la cama, donde la luz de la luna cruzaba, rápidamente desprendió una atmósfera colorida.
Derek se quitó la parte superior de la ropa, que no se había movido en absoluto incluso durante el uso violento de su cuerpo.
-Judith.
-Oh, yo, yo... ¡Es doloroso, es doloroso!
Su corazón se sentía caliente como si le hubiera tragado un fuego ardiente. Su corazón se hinchó como si fuera a explotar en cualquier momento. Un placer abrasador fluyó de pies a cabeza, extrañamente estimulando todo su sistema nervioso. El área entre las piernas de Judith ya estaba mojada con sus calzoncillos.
