🤍 Capítulo 16 🤍

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Derek pareció un poco sorprendido por su respuesta inesperadamente tranquila, y se aclaró la garganta.

-Bueno, si me escabullo como acabo de decir, entonces este cuerpo estará muerto, al igual que el alma que lo ha estado manteniendo unido, y yo sólo seré un hombre muerto en un ataúd.

En otras palabras, si él, el diablo, abandonaba el cuerpo de su marido, Judith podría volver a su condición de viuda, tal como lo había hecho el día del funeral.

Judith reflexionó un momento, tratando de asimilar lo que él le había dicho. Mientras lo hacía, Derek sorbía su té de un modo que parecía demasiado natural para un demonio.

Quizá no estaría mal que Judith le ayudara a recuperar fuerzas. De hecho, podría matar dos pájaros de un tiro.

Lo único que Judith había lamentado de la muerte de su marido era la falta de un heredero. Pero Derek Weisil, por suerte o por desgracia, no murió. A sus ojos, y a los de los demás, no era un demonio por fuera, aunque lo fuera por dentro.

«Si sigues acostándote con él, conseguirás lograrlo».

¿Y si seguía acostándose con él, y él era capaz de salir del cuerpo de su marido con sus poderes restaurados?

Ella podría ser la viuda con un heredero, que es lo que Judith quería. Era un plan perfecto en su mente.

-Me he estado preguntando sobre eso.

De repente, el asiento de al lado en el sofá se hundió de golpe. Levantó la vista para verlo sentado a su lado en el sofá de una plaza.

-¿No le querías?

La pregunta fue totalmente inesperada. Cuando Judith no dijo nada y se quedó mirándolo, Derek se detuvo, con sus miradas fijas, antes de añadir.

-Ahora que lo pienso, sí que le querías. La forma en que reaccionaste cuando me desperté en este cuerpo.

Judith pensó, recordando su propia reacción cuando él volvió a la vida. Debió de quedarse pasmada un momento, antes de darse cuenta de que había perdido la memoria, y luego resopló de placer.

Desde luego, no era la reacción de una esposa regocijándose por el regreso de su amado esposo.

«Amor, amor».

Judith repasó aquella emoción insípida como un libro, y luego asintió sin pensárselo dos veces.

-No le amaba. Ya te dije que no me llevaba bien con él desde el principio.

-¿Pasó algo entre ustedes dos?

-Nada de eso... simplemente no sentíamos mucho el uno por el otro incluso antes de casarnos, nuestras personalidades no encajaban.

Derek frunció el ceño como si eso no tuviera sentido.

-¿Entonces por qué se casaron? ¿No es el matrimonio, como hacen los humanos, una muestra de amor?

Él era un demonio, no un humano, así que todo lo que sabía de la institución del matrimonio era una cáscara hecha jirones. La verdad es que, cuando quitas las capas, hay muchas posibilidades de que el interior sea aún peor que el exterior.

Especialmente entre nobles como Judith y Derek, era probable que la relación estuviera podrida hasta la médula. No hay amor, sólo un contrato para el beneficio mutuo.

-Sí, hay matrimonios entre personas que se aman, pero también los hay que se contraen no por sentimientos tan apasionados, sino porque hay algo que ganar por ambas partes, y ése es el caso de mi marido y yo.

"El insaciable"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora