03- Fred Weasley

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Un trato

Fred entró a la biblioteca y sonrió mientras se acercaba con cautela hacia una esquina, donde Laura, una muchacha rubia perteneciente a Slytherin parecía muy concentrada en un libro, con la nariz metida entre las páginas.

—¿Sabes qué es lo que más me extraña, Bagman?— dijo Fred sentándose en la mesa, frente a ella—. Ha pasado casi un día entero desde la última vez que me insultaste, o que yo te hice una broma. Es inusual...— Fred dejó de hablar al ver que Laura se secaba rápidamente las lágrimas—. ¿Qué te pasa?

—Nada. No estoy de humor para tus bromas, Weasley —respondió la chica tomando rápidamente sus cosas.

Laura se alejó y salió de la biblioteca hacia su sala común, pues el dorso de la mano le ardía cada vez más.

—¡Laura! ¡Laura, espera!

—¿Qué quieres, Weasley? —preguntó ella con brusquedad cuando Fred la detuvo en el vestíbulo.

—Hum... ¿Por qué llorabas?

—No te importa— Laura continuó su camino hacia las mazmorras.

—Pero... —el pelirrojo le tomó la mano y la chica soltó un gemido de dolor—. ¿Qué tienes ahí? ¿Es sangre?

—N... no, yo...

—Hoy fué tu castigo con Umbridge— recordó Fred poniéndose rojo de ira—. A Harry le hizo lo mismo; déjame ver tu mano.

—Estoy bien.

—Sólo quiero ayudarte— insistió el pelirrojo.
  
Tomó la mano de Laura y la examinó, encontrando una singular frase escrita sobre su piel:

No debo defender a estafadores.

Fred recordó que Umbridge había insultado al padre de Laura, Ludo Bagman, en la última clase, tratándolo como un sinvergüenza que ensuciaba el nombre del ministerio, y la chica se había ganado un castigo por defenderlo.

—Es mi papá... Sé que hizo mal y estafó a muchas personas el año pasado con sus apuestas, incluso los estafó a tí y a tu hermano, pero... es mi papá— dijo la chica casi en un susurro.

Ven conmigo.

   Fred tomó la otra mano de Laura y se la llevó sin que ella se opusiera.
  
Entraron a un aula vacía y el pelirrojo sacó un pequeño frasco de su mochila.

—¿Qué es eso?— preguntó la chica.

—Algo que mejorará el dolor en tu herida.

—Sí, claro. Como si fuera a dejar que me eches eso en la mano— replicó Laura con recelo.

—Tienes razón en desconfiar de mí, pero ésto no es una broma.

—Tu sonrisa dice otra cosa, Fred.

—¿Me llamaste Fred?

—Claro que no, Weasley. Deberías lavarte las orejas.

Mientras Laura hablaba, Fred había abierto el frasco y le untó un poco del contenido en la mano.

—¡No! —Laura quitó la mano y esperó alguna mala reacción en su piel: verrugas, granos o alguna otra cosa peor conociendo a los gemelos, pero nada malo ocurrió. Es más, el ardor en su herida disminuyó y hasta pareció cicatrizar.

—¿Mejor?

—Mejor— sonrió Laura.

—Ahora, con respecto a mi pago...

—¿Tu pago?

—Acabo de darte un buen servicio, Bagman —sonrió el pelirrojo—. No creías que iba a ser gratis, ¿o sí?

—¿Cuánto quieres? —preguntó ella.

—Un beso.

—Bien, un... Espera, ¿qué?

   Fred se acercó más a Laura, que retrocedió hasta chocar con el escritorio y tragó saliva.

—¿Q... qué crees que haces?

—Te propongo algo —dijo el chico dedicándole esa pícara y traviesa sonrisa, acercándose a ella hasta casi rozar su nariz—. Si dejo de hacerte bromas por una semana, tendrás que darme un beso— Laura levantó una ceja—, y si te gusta el beso, iremos juntos en la próxima salida a Hogsmeade.

Laura lo pensó muy bien: una semana sin ser presa de las bromas de Fred y George -sobretodo de Fred-, era el paraíso.

—¿Trato?

—Trato —dijo ella al fin, creyendo imposible que Fred aguantara una semana sin gastarle alguna broma. El pelirrojo sonrió radiante.

—Entonces dentro de una semana te buscaré para reclamar mi beso, linda. 

One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora