23.2- Sirius Black - FINAL

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Luke se encontraba jugando snap explosivo con su mejor amigo Theo Nott en la sala común de Slytherin, cuando Helena, la hermana melliza de Theo, los interrumpió.

—Luke, Potter te busca. Está afuera en el pasillo.

—¿Qué quiere?

—No me lo dijo.

Helena se sentó en su lugar y continuó jugando con Theo. Entonces Luke, extrañado porque ya era muy tarde, salió al pasillo.

—¡Hola, Harry!

—Ven rápido, y trae a Aria.

—¿Qué? ¿Para qué? ¿Y por qué luces tan andrajoso? ¿Eso que tienes en la ceja es sangre?

—¡Sólo hazme caso, Luke!

—Bien, pero te esperas porque Aria ya se fue a dormir.

Cinco minutos después, Luke y una adormilada Aria seguían a Harry por el castillo desierto. Se habían hecho amigos porque sabían que sus padres lo habían sido, e ignorando los errores de los adultos, habían logrado forjar una buena amistad.

—¿A dónde vamos, Harry? —preguntó Aria con sus ojitos cansados.

—Alguien quiere verlos —fue lo único que respondió el azabache.

Los condujo hasta el séptimo piso, al despacho del profesor Flitwick en la torre oeste del castillo.

—No tienen mucho tiempo. Apresúrense y no hagan ruido.

Harry abrió la puerta y Luke y Aria se encontraron a un hombre en el interior. Era alto, delgado, estaba vestido con harapos sucios y rasgados, sus cabellos y barbas eran largos y lucía como un verdadero delincuente.

Pero los hermanos Black sonrieron y se precipitaron al interior del despacho.

—Es él, Aria. Es papá.

Aria corrió a abrazarlo y Luke también. Sirius se sorprendió, pero les devolvió el abrazo con emoción.

—¿Cómo es que saben quién soy yo? —preguntó Sirius.

—Mamá nos habló de tí —dijo Luke.

—Ella dijo que nos quieres mucho —agregó Aria.

Sirius le acarició la mejilla, tenía las manos ásperas y sucias, temió hacerle daño a la delicada y nívea piel de su hija, pero Aria no se alejó y pareció disfrutar la caricia.

—Eres preciosa, hija. Te pareces mucho a tu madre.

—Mamá también dijo que eres inocente de todo lo que te acusan —continuó Luke—. Y nosotros le creemos.

Sirius apenas podía hablar de emoción.

—Yo... tendré que irme por un tiempo —dijo, y la decepción cruzó los rostros de ambos niños.

—¿De nuevo?

—Pero mamá te extraña mucho.

—Lo sé, yo también la extraño a ella y a ustedes, pero no será por mucho, lo prometo. Y algún día estaremos juntos para no separarnos más. Los amo mucho —Sirius los abrazó, y segundos después, Harry y Hermione aparecieron por la ventana montados en Buckbeack.

Luke y Aria vieron a su padre cruzar los cielos montado en el hipogrifo, alejándose, pero con la promesa de que volverían a verlo pronto.

Un año después...

—¿Por qué empacamos? —gruñó Luke desde su habitación. En unas semanas cumpliría quince años, y estaba convirtiéndose en un adolescente alto, delgado, con el mismo cabello negro y desordenado de Sirius y sus mismos ojos grises.

One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora