One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1

09- Fred Weasley

ADVERTENCIA: EL SIGUIENTE ONE-SHOT CONTIENE ESCENAS DE VIOLENCIA.

—La casa parece estar abandonada— dijo Ron, sin soltar su varita.

—Creo que deberíamos separarnos— opinó Harry.

—No, yo pienso que sería mejor mantenernos juntos —objetó Lia—, no me gusta esto, podría ser una trampa.

—Si nos quedamos todos en el mismo lugar, los mortífagos podrían escapar —terció Harry—. Tenemos que separarnos, Lia.

—Bien —susupiró la chica—, tu eres el jefe.

   Se separaron. Lia y Jon -otro auror-, rodearon la casa y entraron por la puerta trasera, mientras Harry y Ron irrumpían por el frente.

—No hay nadie —murmuró Lia.

—Qué raro —dijo Jon, reparando en una vela encendida sobre una mesa.

   De pronto, todo se volvió negro, como si hubiesen lanzado al aire polvo peruano de oscuridad instantánea. Lia escuchó los gritos de Harry y Ron, pero un hechizo aturdidor la golpeó en el pecho, y ya no supo más.

•

Semanas después...

Lia despertó sobre un suelo frío y húmedo. El olor a polvo impregnaba sus fosas nasales y la oscuridad de la habitación apenas le permitía confirmar que se encontraba en el mismo lugar de siempre: un pequeño sótano.

   No intentó levantarse, no sólo porque le dolía cada centímetro de su cuerpo debido a unas cuantas horas de tortura, sino porque ya no le quedaban esperanzas de salir de allí.  Moriría lejos de su hermano, sus amigos y su novio, Fred. Lo que más lamentaba era que no alcanzó a decirle que...

   Se escucharon pasos y ruidos tras la puerta y Lia gimió de miedo.

No... no de nuevo...

La puerta se abrió de golpe y un hombre encorvado, de cabello negro, largo y enmarañado, ojos cansados y expresión furiosa entró en la pequeña habitación. Carrow. Ésta vez, en lugar de traer a Jon agonizando, como siempre, lo traía muerto. Dejó caer el cuerpo del joven auror en el suelo junto a Lia, que sollozó.

—J... Jon...

—Tu amiguito no resistió más —dijo el mortífago—, era un debilucho.

—¡Pagarás... pagarás por ésto! —gritó Lia con las pocas fuerzas que le quedaban.

—Ya veremos. Pero acaban de atrapar a varios de mis amigos. ¿Me dirás al fin cómo es que el ministerio los encuentra, cariño? —Lia no contestó—. ¡Vamos! ¡Eres un auror, una de ellos! ¡Tú lo sabes! ¿Tienen algún infiltrado? —la chica continuó en silencio, y Carrow comenzó a patearla brutalmente; patadas en su abdomen, en sus piernas y finalmente en sus brazos, con los cuales intentaba proteger su cabeza. 

Hacía un mes, había ocurrido una fuga en masa en Azkaban. Lia, como auror, se había unido a la caza de los prófugos, pero la última misión había sido claramente una trampa y ella y Jon fueron secuestrados por los mortífagos. Lamentablemente su compañero no resistió otro día de torturas.

Carrow tomó a la chica del cabello y la jaló, poniéndola de pie con dificultad. Lia sintió el filo de un cuchillo deslizándose sobre la piel de su espalda, amenazando con cortar.

—¿Me dirás lo que sabes, querida?

—¡Yo no sé nada! ¡Lo... lo juro...!— gritó Lia, aterrada.