24.2- Draco Malfoy

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Sé que pasaron varias semanas desde la última actualización de esta mini serie, así que les aconsejo que si no recuerdan bien de qué va la historia, vuelvan a los capítulos anteriores a echarle una revisada.

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Capítulo 3

DRACO

El "pequeño paraíso" al que me refería en la carta que le envié a Helena esta mañana, se refiere a un pequeño claro en el bosque prohibido que ella y yo encontramos en nuestro primer año en Hogwarts, una noche que cumplíamos castigo junto a Potter, Granger, Weasley y Longbottom.

Se trata de un área despejada de árboles cubierta con una fina hierba, y gracias a que los altos árboles dejan entrar varios rayos de sol, se encuentra perfectamente iluminada.

Los arbustos que la rodean le dan un aire confidencial y parcialmente escondido, por lo que se transforma en un lugar perfecto para pasar un rato agradable sin ser molestados.

Me mantengo recostado sobre la hierba mirando el cielo nublado, cuando siento unos pasos acercándose. Segundos después, la cabeza de Helena se asoma entre unas ramas, observando con curiosidad.

—Creí que no vendrías.

—Estuve a punto de no hacerlo. 

Camina y se detiene a mirar la cesta de picnic a mi lado.

—¿Un picnic? ¿En serio?

—Sé que te gustan. Pensé que podríamos pasar el rato.

Se sienta frente a mí con las piernas cruzadas y la imito para poder observarla mejor. Lleva el cabello castaño suelto y tiene ojeras bajo sus ojos.

—¿De qué quieres hablar? —pregunta recibiendo el sándwich que le ofrezco.

—De nosotros.

—Draco...

—Por favor, escúchame. No estoy pidiéndote que volvamos a estar juntos como novios. Sé que rompí la confianza que me tenías y que me tomará mucho tiempo restaurarla. Pero necesito a la Helena que era mi mejor amiga, la que no me juzgaba y me apoyaba sin importar qué.

Ella se mantiene en silencio masticando el sándwich. Y pese a que la miro y observo cada vez que puedo -un tanto acosador, lo sé-, no me había dado cuenta de lo delgada que está.

—También necesito a mi mejor amigo de vuelta —murmura al fin—. Theo y Luke no me han dejado, pero tú y yo tenemos eso especial, donde nos...

—...comprendemos con tan sólo una mirada —completo por ella.

Helena asiente y se recuesta en la hierba. Me acuesto junto a ella, ambos mirando hacia arriba. 

—¿Recuerdas cuando robamos esos chocolates de tu papá cuando niños? —pregunto sumiéndome en mis recuerdos. Helena ríe.

—¡Cómo olvidarlo! Estaba muy enojada porque él nos daba dulces a Theo y a mí, de muchos sabores, pero no de esos raros que sólo él comía. Los robamos y resultaron ser demasiado picantes para un niño.

—Llorabas de un lado a otro por la mansión Nott pidiendo agua para aliviar la sensación.

—¡Tú también llorabas!

La tarde transcurre entre risas y recuerdos. No parece haber mala vibra entre ambos lo cual me alegra. Creí que me tardaría mucho más en hacerla sentir cómoda a mi lado.

—Deberíamos volver, ya casi es hora de cenar.

Asiento y me pongo de pie, ayudándola a levantarse. Helena se frota los brazos y sólo entonces noto que ella lleva por abrigo sólo un chaleco. Rápidamente me quito mi túnica y la paso sobre sus hombros.

One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora