One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1

44- Draco Malfoy

Hola a todos. Sé que me he tardado en actualizar, pero esta semana al fin estoy más desocupada y podré hacerlo. Agradezco la paciencia. Mientras esperan los demás capítulos, les dejo esta primera parte de un fanfic que escribí hace tiempo y jamás publiqué.

¡Disfrútenlo!

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Después de la guerra

Una chica pelirroja y de preciosos ojos azulados se encontraba viendo con una media sonrisa la cursi imagen frente a ella: su hermano mellizo, Ron, le susurraba cosas a Hermione haciéndola reír y junto a ellos Ginny y Harry simplemente se miraban tomados de la mano, despidiéndose. 

—Merlín, me darán diabetes —murmuró Rachel acomodándose el cabello con una expresión indiferente, aunque en el fondo se alegraba de que sus mejores amigos y hermanos fuesen felices después de tanto sufrimiento—. Saben que no se separarán por siempre, ¿verdad? Hermione, Ginny y yo sólo nos vamos a Hogwarts y ustedes podrán ir a Hogsmeade todos los fines de semana.

La plataforma 9 y 3/4 estaba llena de alumnos y padres. Aquel era el primer año escolar luego del fin de la guerra y la batalla, y el grupo de amigos eran el centro de atención. Habían salvado al mundo mágico, después de todo.

—Lo dices porque estás celosa, porque nadie vino a despedirte —se burló Ron sacándole la lengua.

—Eso no es verdad —dijo alguien a sus espaldas, y Rachel se volteó con rapidez, con una expresión sorprendida—. Yo vine a despedirme. 

Oliver Wood se encontraba frente a ella, con una preciosa rosa en sus manos y una sonrisa adornando su rostro.

—Oliver.

—Hola, Rach.

Rachel sintió sus mejillas teñirse de rojo mientras se acercaba al apuesto chico y lo abrazaba, recibiendo la flor.

—¿Qué haces aquí? Creí que bromeabas cuando dijiste que vendrías.

—Sí, bueno... sólo quería verte.

Pese a que Oliver Wood era unos años mayor que Rachel, eran muy amigos; se enviaban cartas a menudo y cada vez que se encontraban solían coquetear, un cortejo inofensivo del que Ron se aprovechaba para molestar a su hermana.

—¿Cómo has estado? —preguntó Oliver, y la sonrisa de la chica se borró levemente.

—Bien, supongo. Creo que volver a Hogwarts me ayudará a distraer mi mente. No han sido meses tranquilos.

Claro que no lo habían sido. Habían pasado apenas cuatro meses de la batalla de Hogwarts, que había marcado un antes y un después en sus vidas. Y lejos de superar la muerte de Fred, Rachel parecía extrañarlo cada vez más con cada día que pasaba.

¿Cómo se suponía que seguiría adelante si ya no tenía consigo esa sonrisa traviesa que la abrazaba cuando tenía pesadillas? Cuando ella y Ron peleaban, Fred y George  siempre estaban ahí para protegerla, sobre todo Fred.

Y ahora ya no estaba más. Su hermano favorito estaba muerto.

—Eres una chica fuerte —dijo Oliver acomodándole un mechón pelirrojo tras la oreja—, y sé que puedes cuidarte sola, pero si algún día me necesitas para lo que sea, podemos encontrarnos por ahí.

Ella sonrió agradecida y asintió. Oliver le gustaba. Mucho. ¿A quién engañaba? Más que gustarle, Oliver era su enamorado secreto desde que lo conoció en su primer año en Hogwarts. Ahora era ya un hombre, incluso llevaba una bien cuidada barba que le agregaba seriedad y más madurez a su rostro, las sensaciones que provocaba en ella eran diferentes a lo que sentía cuando tenía once años.