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Draco estaba afirmado en la ventana de su habitación, en el tercer piso de la mansión Malfoy. El sótano estaba lejos, y entre ellos se atravesaban una infinidad de murallas y paredes, columnas y habitaciones... y aún así, escuchaba los gritos de Diana mientras Bellatrix la torturaba.
Narcissa entró en la habitación con una bandeja de comida y la dejó sobre un mueble.
—Me pareció prudente que cada uno cenara en sus habitaciones hoy, ¿no te parece? Así evitamos... —se calló.
—¿Evitamos escuchar los gritos de esa chica? —terminó Draco con ironía—. Puede que no te hayas dado cuenta, madre, pero se escuchan desde acá.
Narcissa guardó silencio pero se removió incómoda.
—A mí tampoco me gusta esto, hijo. La única que disfruta es Bella.
—Mi padre también lo disfruta. Y tú siempre te has quedado callada, lo apoyas. Por eso estamos en esta situación, ¿no? Porque siempre apoyaron al Señor Tenebroso. ¿Y cómo ha pagado él nuestra lealtad? Volviendo esta casa un cuartel de mortífagos, matando y torturando en nuestros salones y derramando sangre de inocentes. ¿Qué ha hecho esa chica para que mi tía lleve horas jugando con ella como si fuese un animal de circo? Nada. Su único error es ser prima de Potter. Y eso ni siquiera es un error.
—Es una muggle —espetó Narcissa, como si eso justificara la forma en que la hacían sufrir.
—Es una menor de edad. Según escuché, tiene dieciséis años. Podría ser tu hija. No tiene poderes y eso qué. ¿Por eso es menos humana? Vaya mierda de ideales que me inculcaron.
—Mejor que tu padre y Bella no te escuchen hablando así. Empeoraría aún más la situación en la que estamos —Narcissa caminó hacia la puerta y añadió—: Come, tu cena se enfría. Y no hagas alguna tontería.
—Oblígame —gruñó Draco cuando su madre se marchó.
.
Pasada la medianoche, Draco salió de su habitación y descendió al sótano. Abrió la reja que mantenía encerrados a los dos prisioneros en su interior y entró, encendiendo las lámparas de gas con la varita. El viejo Ollivander estaba acurrucado en su rincón de siempre, harapiento y sucio. Apenas reaccionó cuando Draco le dejó una pequeña bandeja con comida y una manta limpia, llevándose la sucia.
—Gra...cias... —la voz del viejo fue un susurro ahogado que Draco apenas escuchó.
Luego caminó hacia el rincón donde habían amarrado a Diana. La chica estaba inconsciente y semi desnuda, sus ropas hechas girones. Tenía gruesas cadenas colgando de sus muñecas y tobillos magullados, sangre en su nariz y boca y moretones en distintas partes del cuerpo.
El pecho de Draco se apretó.
Le habían dicho toda su vida que ellos los magos (y sobre todo los de sangre pura) eran superiores a los muggles. Pero, ¿cómo era posible que hicieran algo así contra inocentes? ¿En eso utilizaban la magia, en destruir y matar? Él no quería esa vida. No le interesaba. Habría renunciado a su propia magia de haber sido posible.
Lo primero que hizo fue cubrir a Diana con una manta limpia. Su piel estaba fría, como el hielo, y Draco temió que estuviese muerta. Pero respiraba, lento y pausado. Cuando le apartó el cabello pelirrojo del rostro, suspiró. La chica era bonita aún en ese momento cuando parecía una flor marchita y pisoteada.
A continuación, sacó una botellita de díctamo y comenzó a curarle todas las heridas. Entonces Diana despertó.
La poca luz a su alrededor la dejó cegada por varios segundos, mientras imploraba con voz temblorosa que ya no le hicieran más daño, que no tenía idea dónde estaba su primo y que por favor la dejaran en paz.
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One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1
Fanfiction¡OneShots y mini series de diferentes personajes de la saga de Harry Potter! Las distintas historias de este libro cuentan con protagonistas con nombres específicos; no utilizo "(T/N)" ni "_____". #42 - historiacorta 07/Nov/2019 Todos los derechos a...