27- George Weasley

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El lado oscuro

GEORGE

Despierto por unos suaves besos en mi cuello. Siento cosquillas, seguidas de la humedad del beso que se extiende por mi piel.

Y sonrío sin poder evitarlo. Porque pese a lo graves que están las cosas en el mundo mágico, con muertes, desapariciones, ataques y amenazas que van en aumento, soy feliz.

Ella me hace feliz.

Crystal es perfecta. Me ama y acepta por como soy. Siempre he creído que entre Fred y yo, soy el menos guapo, el menos inteligente, el menos gracioso. Pero para Crystal soy el mejor en todo. 

La forma en la que me mira, con infinito amor, no tiene precio.

—Podría acostumbrarme a que me despiertes así —susurro moviéndome en la cama hasta apresar el cuerpo de Crystal contra el colchón.

—¡George! Tenemos que levantarnos...  ya es... tarde... Sólo estaba... despertándote...

Comienzo a besar su cuello y su respiración se vuelve agitada, errática. Siento sus manos subir por mi espalda, acariciando mi piel desnuda y lo mismo hago con su cintura.

—Te amo, futura señora Weasley.

Crystal detiene sus movimientos y me mira extrañada, sorprendida.

—¿Q... qué dijiste...?

Entonces sonrío y beso sus labios con lentitud.

—Cuando salgas de Hogwarts, quiero que te mudes conmigo, al apartamento sobre la tienda en el callejón Diagon. Sé que estamos en medio de una guerra, pero siento que si estamos juntos, todo estará bien.

—Me gusta la idea, aunque no puedo evitar pensar que es algo precipitado, George. Llevamos menos de un año saliendo juntos.

—¿Y eso qué? Estoy seguro de lo que siento. Estoy seguro de que te amo y que quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Y tú?

Finalmente sonríe y vuelve a acariciar mi espalda. 

—También, George. También.

CRYSTAL

Las vacaciones de navidad terminan y es tiempo de volver a Hogwarts. ¡Al fin!

Luego de despedirme de mis padres en la estación, camino por el tren mirando hacia todos lados, buscándolo. 

¿Dónde estás, amor?

De pronto, soy jalada hacia un compartimento vacío. De inmediato la puerta se cierra y las cortinas caen, dejándonos aislados de cualquier curioso que quisiere espiarnos.

—¿Podrías ser menos obvio?

Draco no responde, sino que me acorrala contra la ventana y comienza a besarme con desesperación, ansias y deseo. Obviamente le sigo el beso hundiendo mis dedos en su cabello rubio platinado, evitando que se aleje. 

Maldición, lo extrañé, y sé que él a mí también.

—Me hiciste falta, Crystal... —pasa la punta de su nariz por mi cuello en una leve caricia que me hace jadear—. Me sentí muy solo sin tí.

—También te extrañé. Ya no aguantaba ni un día más rodeada de tantos Weasley.

De inmediato Draco se aleja para mirarme a los ojos.

—¿No tuviste problemas?

—No, nadie sospecha de mí. Aunque tuve que aguantar varios besos de George.

One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora