44.11- Draco Malfoy | FINAL

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CAPÍTULO FINAL

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La situación era grave.

Rachel estaba sentada sobre un charco de sangre, llorando, y Draco sabía lo que eso significaba.

Tal vez por eso no entró en pánico. Por eso se mantuvo tranquilo, a pesar de que en su interior se moría de nervios, de incertidumbre.

Rachel lo necesitaba fuerte, y él no iba a fallarle.

—...la... bebé... ya no la... siento... —sollozó la pelirroja—. Me duele...

Draco no dijo nada, sino que la tomó en brazos con mucho cuidado y la llevó de vuelta a la habitación. 

En ese momento, la puerta se abrió de golpe y Valentine entró. Estaba quedándose con ellos, sobre todo en las noches, para ayudarles en lo que necesitaran, y justo en ese momento Draco agradeció tener una hermana tan atenta.

—Val, necesito que te quedes con Rachel mientras voy a buscar ayuda.

—Pero la sangre... —Valentine se acercó a Rachel y le tocó la frente—. Perdió mucha sangre. Tenemos que llevarla al hospital.

—No hay tiempo. No podemos moverla más. Quédate con ella y...

Draco temblaba. La tranquilidad que había demostrado al inicio comenzaba a abandonarlo. ¿Cómo no asustarse, cuando el futuro de su novia y su bebé pendían de un hilo?

—Yo iré a San Mungo —dijo Valentine—. Soy más rápida que tú. Quédate con Rachel. 

Draco volvió junto a Rachel y le acomodó la almohada sintiéndose completamente impotente al ver sus muecas de dolor. 

—Rachel, resiste un poco... —se agachó junto a la cama, le tomó la mano y la pelirroja se la apretó—. Puedes hacerlo, eres una chica fuerte.

—Estoy... asustada...

Draco le limpió el sudor de la frente y las lágrimas, que seguían saliendo. También le quitó el cabello del rostro. Aún en un estado tan deplorable y delicado, Rachel lucía bonita.

—La bebé estará bien, amor... Tú estarás bien... 

Rachel gritó cuando llegó la primera contracción. Las sábanas a su alrededor, antes blancas, ya enseñaban el color escarlata de la sangre. 

¿Dónde estaba Valentine? Los minutos pasaban y ella no volvía. ¿Dónde estaban los medimagos? ¿Dónde estaba la ayuda?

—Por favor sé fuerte, Rachel... Por favor... resiste...

—Lo siento...

—No... esto no es tu culpa —le besó la frente.

—Te... amo...

—¡No hables ya! No hables... no gastes tus fuerzas...

Draco comenzó a llorar. ¿Acaso lo que estaban viviendo era una despedida? ¿Así iba a terminar todo? ¿Luego de ganarse su corazón en Hogwarts, perderla en medio de la guerra y haberla recuperado, su destino era verla morir en sus brazos?

¡No!

—¿Te acuerdas de las tardes que pasamos volando en escoba alrededor del castillo? Rachel... ¿Te acuerdas? —ella asintió con debilidad—. Iremos de nuevo... lo prometo. Pero iremos con nuestra bebé... —sollozó—, y le enseñaremos todos los lugares que tanto nos gustaban. Y la llevaremos a conocer a Hagrid, y al calamar gigante... y seremos felices... pero por favor... Quédate.

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