35- Tom Ryddle

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Ángeles

Tom sonrió con tranquilidad, y sus ojos se iluminaron con un brillo fantasmal y sádico cuando una chica de cabello azabache como la noche y ojos verdes como dos esmeraldas se acercó a él, saltando y riendo.

Jenny se colgó de su cuello y lo besó sin importarle que la estación estuviese llena de gente.

—¿Me extrañaste, Tom?

—Sabes que sí, pequeño ángel —susurró Tom en su oído de manera lenta, causando que Jenny se estremeciera.

—Vamos, subamos al tren y busquemos un compartimento vacío. Hay algo que quiero enseñarte.

Cuando encontraron un compartimento vacío casi al final del expreso, se metieron dentro, cerraron la puerta con seguro y bajaron las cortinas.

—¿Qué era es que querías enseñarme, amor? —preguntó Tom sentándose en uno de los asientos, adoptando una posición despreocupada y arrogante.

Jenny sonrió y sacó de su bolsillo un pequeño hámster blanco que tiritaba, tal vez de miedo. La chica dejó al animal sobre la mesa del compartimento y con su varita, lo ató para que no pudiese escapar. 

—Estuve practicando la maldición que me enseñaste antes de las vacaciones. ¿Quieres ver?

Tom asintió, y su corazón se aceleró al ver a su novia lanzar Crucio tras Crucio al pequeño animal, que no resistió más de cinco minutos bajo la agonizante tortura, y murió. 

Tom se levantó de un salto, enredando sus brazos en las caderas de Jenny, pegándola a su cuerpo y besándola con desesperación y deseo a medida que le quitaba la ropa. 

Amaba verla perder el control sobre algún ser vivo, dejando que la maldad fluyera a través de su varita. 

Amaba también que ella lo tocara con esas manos tan suaves y pequeñas que minutos antes habían estrangulado a algún animal inocente. 

Amaba saber que ella estaba tan dañada y retorcida como él.

—Te amo —susurró Jenny terminando de vestirse, minutos antes de que el expreso de Hogwarts llegara a la estación de Hogsmeade.

—Yo te amo más —Tom la besó, esta vez de manera tierna, acariciando su mejilla. Nunca pensó que llegaría a amar de verdad a alguien más que a sí mismo, sin embargo Jenny había roto cualquier barrera entre él y sus sentimientos—. Y creo que en navidad deberíamos hacer algo más divertido que matar animales.

—Haremos lo que tú quieras, Tom. 

Aquella navidad, Tom y Jenny se aparecieron en un pequeño y desvalijado pueblo que dejaba mucho que desear, llamado Little Hangleton.

—Entonces, ¿aquí naciste? —preguntó Jenny mientras caminaban por las desiertas calles cubiertas de nieve. El humo de las chimeneas se elevaba en el cielo gris en forma de espiral, cubriendo el aire con un potente olor a madera quemada.

—No. Según los registros del orfanato, nací en Londres. Pero según los registros de Hogwarts, la familia de mi madre vivía en este pueblo.

—¡Mira, allí hay una mansión, en la colina! Es la casa más bonita del sector. ¿Crees que la familia de tu madre vive allí?

—No, no lo creo. Mi madre era pobre, ¿recuerdas? 

Le preguntaron a un vagabundo si alguna vez había escuchado el apellido Gaunt, y el hombre, entre espasmos a causa del frío, les indicó la colina.

One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora