10- Harry Potter

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Nuestra amistad

Harry estaba sentado, solo, en una de las bancas de su escuela muggle. El recreo transcurría con normalidad, grupos de amigos se reunían a conversar y reír esperando la siguiente clase, pero Harry no tenía amigos; de eso se había encargado su primo Dudley.

Fué en ese momento, que una niña de su mismo curso se alejó lentamente de su grupo y se acercó a él.

—Hola, Harry.

—Hola —respondió el azabache extrañado—, ¿conoces mi nombre?

—Claro que sí —respondió ella con una encantadora sonrisa—, somos compañeros. ¿Puedo sentarme?

—Sí, por supuesto.

—Soy Yeneva, por cierto.

—Lo sé —sonrió Harry—, eres la mejor de la clase.

Yeneva se sonrojó.

—¿Y tu colación? —le preguntó a Harry sacando su sándwich. 

—No traje —murmuró el niño incómodo.

—Oh, no importa —ella partió su sándwich por la mitad y le regaló una parte a Harry.

—Gracias.

Desde ese día, Yeneva y Harry se volvieron muy amigos, y la mayoría de sus recreos consistían en arrancar de Dudley y sus secuaces, aunque lo hacían juntos.

Harry bajó del Expreso de Hogwarts junto a su nuevo amigo Ron y miró a su alrededor: cientos de alumnos también bajaban del tren. Estaba muy emocionado por un nuevo comienzo en aquel colegio de magia, pero a la vez estaba triste, ya que no se había despedido de Yeneva.
 
D

istinguió de inmediato a Hagrid, que alumbraba a su alrededor con un farol llamando a los alumnos de primer año, pero cuando se disponía a correr hacia él, una familiar voz lo llamó:

—¡Harry! ¡Eh, Harry! —el azabache miró hacia atrás y abrió mucho los ojos al ver a su mejor amiga correr hacia él.

—¿Yeneva...? ¿Q... qué haces aquí?

—¡No vas a creerlo! ¡Un día, estaba tomando el té con mis padres y apareció un señor diciendo que venía del ministerio de magia, y que yo tenía una vacante en el colegio Hogwarts de magia! ¡Magia, Harry! Me dijo que era una bruja y pensamos que era una broma, pero luego recordé todas las cosas extrañas que me pasan, ¿recuerdas? ¿Y qué crees? ¡Sí soy una bruja! Estaba aterrada porque no conocía a nadie, pero conocí a una chica en el tren, se llama Hermione y nos hicimos amigas, también es hija de muggles, y luego comenzamos a escuchar que un tal Harry Potter también venía a bordo, y no pensé que serías tú, ¡pero aquí estás! ¡Mírate, eres un mago!
  
Harry sonrió feliz y la abrazó, imaginando todas las aventuras que vivirían juntos a partir de ese día.

Años después...

En el castillo reinaba un silencio nada natural y ya no había destellos de luz, ni estallidos, gritos o alaridos, pero las lozas del vestíbulo estaban manchadas de sangre, pruebas de la sangrienta batalla que ahora tomaba un receso.

—¿Dónde están todos? —susurró Yeneva.

Ron los precedió hasta el gran comedor y abrió la puerta.

One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora