One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1

39.4- Draco Malfoy

Jamie, Chase y Ginny se bajaron de las carrozas y caminaron hacia las escaleras de la entrada del castillo, donde encontraron a Harry, Ron y Hermione, enfrentando a Draco. Al parecer el rubio se estaba burlando de Harry por desmayarse en el tren luego de la visita del dementor.

—¿Qué ocurre? —preguntó Jamie poniéndose junto a Harry.

—Tu amiguito es un bebé que se desmaya —rió Draco haciendo como que se desmayaba, y Crabbe y Goyle explotaron en carcajadas.

—Pues tú no parecías muy valiente que digamos —espetó Jamie apretando los puños—. Te quedaste pálido y casi te caes con la sensación de miedo y frío.

Draco estuvo a punto de contestar, pero el profesor Lupin se acercaba y no iba a portarse mal delante de un profesor, así que se alejó seguido de Crabbe y Goyle.

—¿Estás bien, Harry? —preguntó Chase.

—Sí... ¿Ninguno de ustedes se desmayó?

Todos negaron, y por la expresión en su rostro, Jamie supo que su hermano se sentía avergonzado.

—Mamá dice que los dementores son criaturas despiadadas y despreciables, que corrompen hasta al más fuerte de los hombres. No te sientas mal, Harry. Todos aquí sabemos que de cobarde no tienes ni un pelo.

Harry le sonrió un poco más animado, y los seis se encaminaron nuevamente hacia el vestíbulo. Allí, la profesora McGonagall se llevó a Harry y Hermione para hablar con ellos personalmente en su oficina.

—Muero de hambre —suspiró Chase mientras todos tomaban asiento en la mesa de Gryffindor.

—Tendrás que esperar. Creo que el profesor Dumbledore hablará antes de empezar el banquete.

En efecto, los profesores parecían inquietos en su mesa. Jamie vio al profesor Dumbledore intercambiando palabras con el profesor Flitwick, y al nuevo profesor Lupin hablando con la profesora Sprout. Todos parecían tener una mirada sombría y escéptica.

—¿Por qué nadie dice nada? —susurró Ginny. Pero Jamie no alcanzó a expresar lo que pensaba, porque justo en ese momento el profesor Dumbledore se puso de pie; y mientras él los saludaba a todos, Harry y Hermione entraron en el Gran Comedor precedidos por la profesora McGonagall.

—¡Bienvenidos! ¡Muy bienvenidos todos, alumnos antiguos y nuevos! No voy a excederme con este discurso, así que iré directo al grano. Durante el trayecto, el tren fue interceptado y revisado por dementores, y como de seguro se dieron cuenta, estos seres también estarán patrullando en las entradas de los terrenos de Hogwarts. Así que quiero advertirles que tengan la máxima precaución. A los dementores no se los puede engañar, y...

—Aah, con que por eso están tan nerviosos todos —dijo Ron.

—Si no se los puede engañar, ¿cómo es que Black escapó? —susurró Jamie.

—...ellos no se detendrán sólo porque son estudiantes. Así que no les den oportunidades para que los ataquen. Ahora, pasando a un tema más alegre, me complace anunciar que este año se integra a nuestro personal el profesor Remus Lupin, que amablemente accedió a enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras —hubo pocos aplausos mientras el profesor Lupin hacía un vago asentimiento de cabeza; Jamie y Harry fueron de los pocos que aplaudieron.

—Mira, Jamie, tu profesor favorito no parece muy contengo —dijo Chase con ironía.

Jamie miró de inmediato a Snape, notando que este tenía la mirada puesta en Lupin con una expresión que iba más allá del desagrado. Era obvio que Snape deseaba el puesto de Lupin, pero aún así a Jamie le extrañó el odio que irradiaba, como si quisiera matar al nuevo profesor con tan sólo mirarlo. Parecía haber ahí algo más que el deseo de ocupar su puesto.