One-Shots • Harry Potter saga || Libro #1

44.5- Draco Malfoy

—Recibí tu mensaje, ¿qué quieres? —preguntó Hermione deteniéndose junto a Draco en una esquina de la biblioteca. Estaban tras las últimas estanterías y nadie podía verlos allí.

—¿Cómo está Rachel? —preguntó el rubio con voz apagada y cansada. Llevaba tres noches sin poder dormir, las mismas tres noches que Rachel llevaba en la enfermería luego de haber bebido veneno por accidente en el despacho del profesor Slughorn.

—Fue envenenada, no está precisamente bien que digamos —replicó Hermione—, pero está recuperándose. De no ser por Harry, que alcanzó a ponerle un bezoar en la boca... la historia sería diferente.

Draco cerró los ojos y asintió. Por mucho que odiara admitirlo, estaba agradecido con Harry por haberle salvado la vida a Rachel. Aunque si no fuera por él, ella ni siquiera habría estado en peligro.

—Necesito tu ayuda, Granger. Necesito que me enseñes el hechizo correcto para modificar su memoria.

—Puedes usar Obliviate...

—No —la interrumpió Draco—. No quiero que ella me olvide para siempre. Sólo necesito modificar algunas cosas.

Hermione suspiró y se afirmó en la estantería frente a él.

—¿Estás seguro de esto? 

—Sí. Corre demasiado peligro a mi alrededor.

—Me alegra que lo entiendas, Draco. Alejarte es lo mejor y te lo advertí hace tiempo.

Draco no contestó. Sabía que alejarse era lo mejor, que Rachel corría peligro a su lado, y no necesitaba que Hermione o cualquier otro se lo recordara.

•

Rachel evitaba a Draco.

Dondequiera que se lo encontrara, en los pasillos, en las salas de clases o en el Gran Comedor; evitaba su mirada de manera profesional. Ni siquiera Hermione y Ginny se habían dado cuenta.

O eso creía.

—¿Qué pasó entre tú y Malfoy? —preguntó Ginny una tarde cuando salían del aula de Encantamientos.

—Nada. ¿Por qué?

—Porque antes hablaban —insistió Ginny—, eso era raro, y que no lo hicieran más se volvió aún más raro todavía. Ya ni siquiera te ayuda en Pociones.

—No tiene nada de raro. No somos amigos, no tenemos por qué hablar.

Ginny y Hermione compartieron una mirada suspicaz, pero guardaron silencio.

•

Rachel caminó hacia su sala común a toda prisa cuando el Taller de Defensa terminó. Se había quedado conversando un poco con el profesor y Ginny no la había esperado. Los pasillos ya estaban vacíos, y corría el riesgo de encontrarse a solas con Draco.

No estaba lista para eso.

No estaba lista para hablar del beso, de lo que significó en ella, de los sentimientos que parecieron despertar en su interior.

Y sobre todo, no estaba lista para lidiar con aquella especie de visión, recuerdo o lo que fuese que vio cuando se besaron. De seguro sólo era su mente jugándole una mala pasada.

—Rachel.

El rubio estaba de pie junto al tapiz que cubría la entrada hacia la torre de Gryffindor.