Rika Bandida

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Autor.

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Suerte.

Encontrar un hogar para los desamparados fue difícil, por no decir imposible; solo podíamos movernos por el subterráneo y pese a que ellos ya habían encontrado una base de reserva, el lugar era un asco.

Si tan solo tuviera magia de tierra, podría haber hecho algo grande y remotamente adecuado, pero de entre todas las magias, es la única que aún proponiendomela, no he logrado aprender.

Aún así, tras algo de organización y un día entero, logré hacer que las personas limpiaran la horrible suciedad que abundaba en su nueva guarida y es que, pese a vivir en la mugre, ellos no trataban de cambiarlo. Se habían acostumbrado a vivir así.

Miserables ratas que prefieren hacerse de la vista gorda ante los problemas que aquejan a su sociedad, que prefieren ignorar todo y apartarse porque es más fácil.

Esas ratas serían ahora convertidas por mí; serían armadas, limpiadas, pulidas y finalmente, sufrirían una metamorfosis completa.

Sería difícil, pero también eran lo único que tenía para trabajar.

Así, esas ratas se convertirían en mis perros de caza.

—Muy bien, empezaremos con esto; no les mentiré, muchos de ustedes tal vez no sobrevivan, pero no pueden depender todo el tiempo de mi.

Deben protegerse ustedes mismos, deben fortalecerse y creo que la mejor manera de hacerlo es en la práctica, así que si quieren que algún día esto se vuelva más sencillo, deben curtirse con valor y reforzarse con persistencia —

—¡Si!!

Los diez hombres y mujeres más fuertes y hábiles del grupo, ahora estaban frente a mí, armados y decididos a cooperar para mejorar la vida de los suyos.

Nos encontrábamos dentro de los escombros de un edificio destruido e inclinado, a unos cien metros de las vías de un tren, vestigio de la antigua tecnología de este mundo.

—Nuestro trabajo será conseguir suministros y materiales de aquel transporte. No digo que será fácil, pero dada la falta de ataques de los últimos cuarenta años, este será el menos complicado, así que no lo arruinen.

Todos tienen sus papeles que cubrir; salgan victoriosos y aunque algunos no regresen, el resto comeremos en abundancia y festejaremos por ustedes.

Fracasen y será mejor que ninguno regrese —la gente tragó saliva ante mis palabras, pues en el poco tiempo que tenían de conocerme, ya podían saber que hablaba muy enserio.

—¿Cuándo veremos a Rose? —un hombre sucio, delgado y desaliñado, preguntó al final de mi discurso.

—Pronto —sonreí y me dirigí hacia el intruso que nos había seguido—. ¿Planeas ayudar a los tuyos o solo te quedarás a ver?

—Esto es un suicidio —Annie salió de un rincón, con una expresión de rencor y un ambiente lúgubre a su alrededor—. No tienen un plan bien estructurado, no tienen equipo suficiente y ni siquiera saben que defensas tiene el enemigo.

Por algo nunca nos hemos atrevido a tal azaña —

—¿Sabes? —me reí. No podía permitir que llenará de dudas el debíl corazón de mis adeptos—. Pasa algo curioso con los seres humanos. Evolucionan con la adversidad.

Emisaria De La Diosa Del Mal 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora