Dependencia

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Una torre adaptada a la tecnología había sido construida antes de que el sol saliera; sin embargo, realmente no tenía electricidad o sistemas computarizados; todos los componentes para ello serían creados, instalados y preparados por Shira y los cyborgs. Así mismo, sólo cree divisiónes habitacionales en los primeros pisos y el resto no tenían más de lo necesario. Faltaban materiales y tampoco era como si fuera muy urgente.

Los seguidores y golems se encargarían de los detalles.

—Rika... —Erika parecía algo nerviosa—. ¿Estás consciente de que acabas de romper el sistema de este mundo?

—Ajá —respondí con una sonrisa.

—Es decir, estás construyendo algo tecnológico en un mundo medieval; desequilibraste el sistema de poder y avance.

—También tengo cyborgs.

—... ¿Cuantas cosas trajiste de mi mundo?

—Algunos componentes, planos, materiales y cyborgs... También armas y mis lentes de contacto.

—... —ella llevó una mano al rostro—. Por alguna razón siento que esto va a ser el epicentro de una gran catástrofe.

—¿No es genial? —casi salté de emoción; si alguien podía entender las posibles consecuencias de mis acciones, era ella; en resumen, la traje para tener alguien a quien presumir le y que entendiera—. Podrías ser parte de esto si te unes a Rose.

Ella suspiró.

—De nuevo... Yo no tengo poderes y mi armadura sólo sirve mientras siga al dios rojo; si quieres ayuda, te la daré, pero no puedo hacerlo siguiendo a Rose.

—Bien, pero si cambias de opinión...

—Tus puertas están abiertas, lo sé, gracias —expresó tocando mi hombro—. Pero por ahora creo que será mejor regresar a mi templo.

—Llévate el carruaje.

—¿Segura?

—Si, ahora que sé donde está el templo, ya no lo necesito —me encogí de hombros.

—Gracias, eres muy amable —Erika corrió de prisa para no perder el tiempo.

—Espera... ¿Qué? —pregunté con extrañeza sin lograr que me escuchara y me giré hacia los demás—. ¿Estaba siendo amable?

—Si.

—Mucho.

—Definitivamente.

Todos asintieron sin dudas y Shira, entendiendo mi incomodidad, trató de calmarme antes de que me sintiera frustrada.

—Bueno, ella ha sido muy amable contigo; intercedió por ti cuando fuiste maldecida e incluso nos ayudó a enfrentar a los seguidores del dios del barro. Es algo normal pagar amabilidad con amabilidad.

—Aún así, yo normalmente habría reaccionado con un adiós como máximo, pero me preocupé porque su viaje fuera cómodo —respondí con las mejillas infladas por la molestia que sentía.

—Y le ofreció comida caliente —agregó Matias al no entender el ambiente y Tiffa lo golpeó en el estómago para callarlo.

—Enserio creo que no soy la perra que fui —gruñí con los puños cerrados buscando un desquite.

—Bueno... Puedes ser una perra conmigo —se acercó Zoe coqueta.

—Cierto —accedí y me dirigí a Jazmín—. Jazz, vamos a la habitación.

—Si, Rika.

—Pero... —ahora Zoe era la que parecía frustrada—... Que perra —fue lo último que escuché mientras entraba al nuevo templo con Jazmín.

Emisaria De La Diosa Del Mal 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora