Autor.
Enfermé... De nuevo y estoy aburrido, así que decidí subir este capítulo esperando que me diviertan con sus comentarios; es en serio, de eso depende que suba capítulo antes de terminar la semana :v
Suerte y comenten.
—Hola, querida.
—¿Qué... Qué quieres?
En mi cuarto día en la prisión, aún no había sido interrogada; lo estaban posponiendo o no había necesidad, de modo que para pasar el rato, me dediqué a tener acercamientos con algunas de las reclusas más bonitas y pacíficas.
Una cadena estaba amarrada al cuello de la que me golpeó durante el primer día y me acompañaba gateando como mi mascota.
Frente a mí, una asustada ratona de biblioteca estaba encogida mientras la interceptaba en una esquina apartada del patio.
Ella no era demasiado fea, pero tampoco muy bonita; su cabello castaño claro que estaba maltratado, así como su quebradiza piel, le daban mal aspecto.
—¿Por qué estás aquí?
—Yo...
—Robaste una tienda ¿verdad?
—... Tenia hambre y deudas.
—¿Sabes? Muchas reinciden por la dificultad para conseguir trabajo después de esto. Yo puedo ofrecerte algo.
—No quiero seguir cometiendo crímenes.
—Y no lo harás... Creo; No, yo te daré un trabajo digno si estás dispuesta a creer en mí.
—¿Por qué?
—Porque saldré pronto y necesito mucha mano de obra para mis planes.
—Eres una de esas locas ¿verdad?
Me reí por lo que dijo.
—Cariño, si no tuviera forma de salir ¿no crees que vestiría como el resto de ustedes?
La chica miró mi atuendo con atención; unas botas con cinturones hasta la rodilla, medias de red y unos pantaloncillos apenas por debajo de las nalgas adornaban la parte baja de mi cuerpo; en cuanto a la parte superior, llevaba una blusa negra de manga corta con el ombligo y los hombros descubiertos y unos lindos guantes a juego.
—¿Qué clase de trabajo me darías?
Sonreí; el guardia en jefe me dio los expedientes de las reclusas y me ayudó a buscar entre ellos a las chicas que me podrían servir.
—Ayudarás a administrar mi negocio.
—¿Me arrestaron por robo y me darás ese trabajo?
—La Diosa Rose cree en las segundas oportunidades —me acerqué a acariciar su rostro y repasar su cenicienta piel—. Para probar que hablo enserio, nadie te molestará desde ahora.
Di la vuelta y dejé sola a la chica; ya habría tiempo de convertirla después. Estos dos últimos días convertí y convencí a casi quince reclusas y tres guardias.
Mis planes se hacían más sólidos.
—Reclusa... Reclusa 332, Crane te solicita en su oficina —de camino, un guardia incómodo y hasta molesto por la escena de mí paseando a la amazona como a una perra, se acercó a llamarme.
—Iré.
Avancé con mi mascota hasta la oficina del guardia en jefe.
—Rika... ¿Podemos hablar a solas?
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Emisaria De La Diosa Del Mal 2
FantasyContinuación desde el episodio 74 de la historia original.