Mercado Negro

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—¿Qué sucede?

Pasé alrededor de doce horas consumiendo todo tipo de información de la RIMM; incluso jugué en línea y hablé con otras personas, pues si bien, sabía cuál era la situación del mundo, hasta ahora no me había tomado el tiempo de hablar abiertamente con nadie además de Metri.

¿Cómo podría tentar los corazones de la gente si no la conocía?

Sin embargo, aún después de todo eso, seguía decepcionada y Silick lo notó cuando salí de mi huevo.

—Quiero una motocicleta voladora —respondí con mal gesto.

—Si haces un buen trabajo como caza recompensas, podrás tenerla en un par de semanas.

—Carajo.

—No porque puedas usar un lenguaje ofensivo en mis dominios, significa que tengas que hacerlo.

—Lo se; las personas tampoco tienen que comer hasta reventar, pero igual lo hacen porque es delicioso.

—Ese tipo de razonamiento es el que trajo al mundo a esta situación —expresó.

—Error; la disparidad entre pensamientos y la imposibilidad para compartir o aceptar opiniones contrarias es lo que forzó al mundo a esto.

—¿No estás tú renegando de las opiniones de los demás con tu cruzada?

—Claro que no, yo acepto sus opiniones, pero igual trato de cambiarlas incertando las mías con sutileza en su Neocortex.

—...

A Silick en ocasiones le costaba descifrar mi lógica o modo de pensar. No me regía por estándares sociales; no me dejaba guiar por constructos hipotéticos ni reglamentos comunes y mi moral era bastante cuestionable, cosas que me volvían una persona muy impredecible.

—¿Iremos al mercado negro?

—Me temo que no puedo salir; estoy atada a este edificio y con los últimos escándalos en las calles, la MEPSI está muy agresiva.

En el mercado negro no confiarían en un robot no registrado que pudiera mandar —

—Así que estás atada de manos.

—Algo así; en estos casos podría enviar a Tirante, pero...

—Pero murió, lo sé.

—Fue por eso que me tomé la libertad de llamar a alguien más.

La puerta se abrió y Metri entró a la habitación.

—Ella te guiará.

—Hola, tanto tiempo —me acerqué a ella con picardia—. ¿Está bien para ti ir a un lugar como ese?

—Por supuesto, de todos modos necesito arreglar mi equipo; el PEM que recibí al conocerte, dejó fritos los circuitos y el cableado.

—Perfecto, entonces pasaremos más tiempo juntas —besé su nariz para provocarla y por supuesto que se enojó.

—Despierta a tu mascota y vamonos.

—No, dejaré a Jazmín dormir —respondí mirando el huevo en el que la chica reposaba. Dado que aún sufría el debuff y que ella parecía tener poco autocontrol, preferí dejarla.

Al menos estaba un poco menos sensible que antes.

Salí con Metri, quien trataba de ignorar mis coqueteos poco sutiles y tomamos el tren hasta que se desconectó como la vez anterior y tras cruzar por varias calles, llegamos a una especie de centro comercial con todo tipo de productos que antes sólo podía ver en películas del futuro.

Emisaria De La Diosa Del Mal 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora