—Ahh, eso —la castaña frente a mí, a cuatro patas, gemía de placer.
Mostré una sonrisa mientras jalaba su cabello, obligandola a levantar la cabeza.
—Rika, estoy por... —sus pechos se sacudían sin control mientras los platinados arillos en las puntas, reflejaban la luz con gracia.
Aumenté mi ritmo, embestí con fuerza y ella soltó un gran gemido antes de caer con el trasero levantado.
—Rika —se mantenía jadeante—. Que bueno que no eres amable durante el sexo.
—Jamás —con mi negativa, solté una fuerte nalgada hacia su trasero, haciéndola temblar.
Tras la conversación con Rose, conviví de forma muy amena con las chicas, y pese a que aún no me sentía bien del todo, me ayudó a estar más en control. Aún había cosas que arreglar en mi persona, pero al menos ahora no actuaría tan confundida como los últimos días. Si alguien venía a joderme, yo me lo jodería sin saliva de por medio.
Y hablando de eso, había llegado el día oportuno para mis planes. Tras maquinar cuidadosamente con Rose, llegamos a la conclusión de que finalmente podría usar una pequeña cosa que robé del edén.
—Es momento de ir a mi misión.
—¿Segura que no puedo ir contigo? —cuestionó Jazmín aún jadeante desde el suelo.
—¿Bromeas? Ni siquiera puedes ponerte de pie —me reí mientras me vestía a través de mi inventario; en esta ocasión con una vestimenta sencilla que consistía en unos Shorts negros, botas y una elegante blusa con olanes al frente... No era mi opción más portentosa, pero me gustaba; además, Jazmín estaba muy cansada como para ayudarme a elegir—. Mirai vendrá por ti más tarde; necesitarás una coartada, así que serás su asistente el día de hoy.
—De acuerdo, pero ten cuidado —estaba algo desanimada por separarse de nuevo, pero entendía las razones y no estorbaría.
Salí campante de la habitación y procedí a la ciudad mientras de vez en cuando, me detenía a devolver las miradas que eran dirigidas hacia mi persona; era divertido ver como hombres y mujeres desviaban la vista avergonzados al toparse con mis ojos de frente.
Decidí caminar hasta llegar, casi una hora más tarde, al bar del que me había hablado Mirai. El emperador, disfrazado de aventurero, debía estar allí con un escolta.
[Llegué al bar] avisé a Mirai.
[Muy bien; ya hice los preparativos pertinentes para que mi marido sepa que estás allí]
[Entiendo; por cierto, sé que dije que seguiríamos tu plan y todo ¿pero no sería más fácil mantenerme contigo para tener una coartada?]
[Sería demasiado conveniente; además, no sólo tienes que dejar que te vea; es necesario que lo detengas si intenta retirarse antes de que el plan se cumpla]
[¿No se queda siempre hasta altas horas de la noche?]
[Dependiendo del espectáculo. Mi marido va allí para escuchar las anécdotas de los aventureros o ver a las mujeres jóvenes bailar mientras oye a los bardos, pero si el ambiente es aburrido, usualmente regresa para desquitar su frustración en la cama]
[Entiendo, así que sólo debo asegurarme de que la gente haga cosas interesantes]
[Supongo; lo que sea con tal de hacerlo perder el tiempo]
Quité las arrugas de mi ropa y entré tranquila mientras varios aventureros comenzaron a observarme con curiosidad y picardía.
Aquí se reunían magos y espadachines, conjuradores y asesinos; oráculos, sanadores, clérigos, guerreros, hechiceros, ladrones y espías; muchas profesiones distintas, pero con algo en común. Todos los miembros daban su vida a la aventura o a la batalla.
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Emisaria De La Diosa Del Mal 2
FantasiContinuación desde el episodio 74 de la historia original.