Esta sensación tan cálida, es distinta a la que me dieron aquellas chicas, no puede compararse aún cuando despierto.
Dormí como no lo había hecho en meses y miraba a Catherine con animosidad, alegre y cerca de ella, me sentí... relajada, aliviada, segura.
Aún así, tenía curiosidad, por lo que levanté la cobija que nos cubría y miré sus bonitos pechos pálidos, era como pintar la porcelana con un ligero rubor.
—¿Te gusta lo que ves? —cuestiona Catherine ya despierta.
—Me gustaría más tocar.
—Yo sé que sí —se levanta, negandome la oportunidad y se estira—. ¿Cómo dormiste?
—Bastante bien, es raro...
—¿No acostumbras dormir?
—Solo no duermo cuando tengo un exceso de energía —me encojo de hombros.
—Cierto, ¿cómo lidiaste con ello?
—La descargué en otro lado, ¿sabes? podrías iluminar o destruir un par de ciudades con eso —menciono con total tranquilidad, si se tratara de cualquier otro héroe, como mínimo se pondría nervioso de que yo dijera eso.
—Peligroso sin duda, y cuéntame, ¿qué otras cosas te quitan el sueño? —¿me está coqueteando
—Es solo que... se sintió diferente, normalmente no duermo tan tranquila.
—¿Por eso buscas con quién pasar las noches? —cuestiona acomodándose el cabello—. Deberías aprender a estar sola primero.
—Mira quien habla —contradigo finalmente, acaba con mi paciencia al criticar tanto mi forma de hacer las cosas. Si esto es una amistad sincera, prefiero coger con extrañas.
—¿A qué te refieres, bebé? —por supuesto que no le molesta mi crítica...
—Decidiste tomar unas vacaciones y veniste directo a mí, ¿no tienes otros amigos? ¿personas más estables? podrías incluso salir tú sola, pero no pareces tener el valor de alejarte de la ciudad y del control de Damage, ¿acaso te puso una correa?
—Tonterías, solo... no tengo a donde ir —sé identificar excusas tontas cuando las oigo, las doy mucho últimamente y esa es una.
—Eres dueña de un bar y apuesto a que tienes dinero de antes del atentado, ¿esperas que crea eso?
—Bien, bien... no he tomado vacaciones en años, ¿de acuerdo? no estoy segura de qué hacer o a donde ir.
—No entiendo eso {menciono con burla—. Gente que se dedica tanto al trabajo que olvida como divertirse, no te gustará lo que digo, pero es simplemente estúpido.
[Rose: Pero si tú nunca dejas de trabajar]
[Calla, a mí me gusta]
—No tanto como acostarte con extraños para no sentirse sola.
—¡Hey! —reacciono ofendida.
—Oye, tú empezaste.
—Tú no quieres iniciar esta pelea —amenazo seriamente y ella levanta las manos como si la amenazara con un arma.
—Ya, perdón, perdón, simplemente digo que es difícil pensar a donde ir, por un lado, la mitad de la gente me ve como una heroína, la otra mitad como una criminal, y no sé dónde podría estar tranquila.
—Podrías ir a Corea —sugiero ya sentada con las piernas en posición de mariposa.
—¿Qué soy? ¿una otaku?
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Emisaria De La Diosa Del Mal 2
FantasíaContinuación desde el episodio 74 de la historia original.