Emisaria De La Diosa Del Mal 2

Reencuentro De Espadas

El viaje fue relativamente calmado, salvo por el hecho de que cuando regresé a la cabina, la reina estaba preocupada y sus escoltas parecían molestos, no conmigo, si no con el Wyvern.

Al parecer, era un crimen muy serio el tratar de usar magia; lo consideraban como rebelión contra sus amos; sin embargo, él lo hizo para ayudar a su madre, su lealtad era incuestionable y con eso me demostró que no se trataba de una trampa.

Aterrizamos tras una semana de vuelo en la que yo salía de vez en cuando para mejorar mi resistencia a los ataques de viento, subiéndola a nivel siete junto con mi magia.

En resumen, los hechizos de viento no consumirían tanto mana para hacer el mismo daño y los ataques de ese tipo no generarían daño elemental muy grande en mi.

Una gran recepción nos esperaba al bajar de la espalda del Wyvern, con caballeros, sirvientes y trompetas. Todos estaban felices de ver a su reina regresar al gran palacio de la capital, el cual tenía la pinta de una enorme construcción romana.

No pude evitar mirar al cielo cuando llegamos, pues decenas de Wyverns se iban o llegaban; era como un cielo lleno de dragones.

—Esperamos que su viaje haya sido tranquilo, mi reina —un caballero rubio, alto y de buen porte, se acercó para saludar a Mirai.

[Hori Von Vilkano Yarde de Blinda

Lvl??

Título: caballero de la corona.

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"Mierda", había mucha gente fuerte aquí. A donde quiera que veía, encontraba signos de interrogación, por lo que debían estar por lo menos quince niveles sobre mí.

—A decir verdad —uno de los escoltas de la reina se aproximó—. El Wyvern intentó usar magia durante el vuelo.

—Ese es un crimen muy serio —los ojos del caballero destellaron con ira—. En cualquier otro caso, se arreglaría con unos latigazos, pero llevaba a la reina sobre su espalda.

El caballero se acercó al Wyvern y sin importarle la multitud, sacó su espada y cortó su cabeza. Tal era el poder del emperador que sus caballeros podían disponer tan fácilmente de una criatura tan escasa.

El viento llegó a mis oídos gracias a la habilidad que aprendí al hablar con la reina; la gente no lo notó, pero las criaturas que volaban sobre nosotros, lloraron la pérdida. A eso se refería el Wyvern con que podría morir por ayudarme.

—Encarguense de despellejar y aprovechar el cuerpo de esa sucia bestia —simplemente implacable, pero para mí era una oportunidad.

—Reina Mirai ¿cuanto por el cuerpo?

—¿Planeas comprarlo?

—Por algo pregunté su precio.

—Eres muy complicada —reconoció al llevar la mano a su frente y dio la seña a una de sus personas de confianza que estaba al lado.

—El precio de ese Wyvern es de quinientas estrellas —indicó la mujer, y ya que cada estrella era el equivalente a diez monedas de platino, era un precio muy alto por el cadáver.

—No hay problema —asentí y saqué una bolsa mediana de mi morralera—. Le encargo que tome de aquí el dinero necesario —me daba mucha pereza contar yo misma el dinero.

La Reina asintió y su acompañante tomó la bolsa con visible esfuerzo.

—Prometo que tu trato será justo —expresó la reina antes de enviarme un mensaje por medio de mi habilidad, pues nunca cancelamos nuestra party.