Fenomenología

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[¿Qué tratas de decir? Rose]

Tras mi debut como heroína, planeaba hacer grandes cosas, crecer a pasos agigantados y comenzar con el reclutamiento de mis super hombres, pero Rose tenía otros planes para mí.

[Digo que con lo que hiciste ahora, es más que suficiente, tomate tu tiempo y no corras]

[¿De qué hablas? Me estoy tomando mi tiempo]

[No, estás corriendo. Antes eras más metódica, tardabas lo suficiente en avanzar porque te distraías jugando con Jazmín, pero no era necesariamente malo, simplemente dabas a cada cosa su tiempo y su lugar.

Ahora parece que tratas de avanzar rápido con esto para no recordar que estás sola, no te precipites]

[¿Qué quieres decir?]

[¿Tengo que explicarlo con manzanas? Desde que llegaste a ese mundo, no ha habido día en que no estés maquinando algo; aún mientras comes o duermes ¿cuando fue la última vez que te quedaste sola con tus pensamientos? ¿Con tu mundo interno?

Estás huyendo de ti misma]

[Yo no estoy huyendo de nada, solo trato de aprovechar mi tiempo]

[Y eso está bien, pero ahora no hay nada más que hacer; ya causaste un gran impacto, construiste tu base y terminaste todos los posibles pendientes, tienes que esperar un rato para actuar de nuevo o te estarás precipitando, por eso te pido que te tomes por lo menos una semana para ti]

[¿Y cómo putas haré eso?]

[Últimamente tienes mucho esa coletilla ¿no demuestra eso que estás enojada? ¿A quién van dirigidos tantos insultos?]

[Bien, bien, dime que hago]

[Compraste una Isla desierta, sé creativa y recuerda, parte de amarse a sí mismo, es poder estar en paz en soledad]

Ese fue el último mensaje de Rose y me sentía molesta por todo lo escuchado, ¿qué es eso de huir de mí?

No tengo miedo de nada.

Yo... No...

¡Puta madre!

Me levanté de mi lecho y el androide que masajeaba mi espalda junto a la ventana se apartó. Los rayos de sol calentaban mi piel y Sally, quien hasta ahora esperaba a un lado, se acercó con una bata para cubrir mi cuerpo desnudo.

Metí los brazos en las mangas mientras ella se aseguraba de lo demás y me senté en la cama de masajes con la cabeza baja y las manos en el rostro; ¿debía estar sola? ¿Para qué?

No se supone que las personas con problemas no deben estar solas, ¿o soy un caso diferente?

Suspiré y moví la cabeza.

—¿Qué pasa, jefa? —Sally de mostró preocupada.

—Empaca tus cosas —respondí—. Saldremos de viaje en una hora.

—De acuerdo —ella había aprendido a no cuestionarme; era como una pequeña marionetita preparada para complacerme.

—Ve —la presioné con un aplauso, pues ella parecía esperar más instrucciones. Salió corriendo y yo me levanté; una hora era suficiente para dar mis órdenes, poner todo en regla y empacar yo misma.

Los androides eran un gran elemento en este caso, pues se comunicaban de forma inalambrica entre sí por todo el edificio, así que se repartían y transmitían mis órdenes sin esfuerzo.

Subí a mi habitación, mi gran habitación un piso arriba de mi oficina. Una gran cama de sábanas blancas me recibió junto con un armario en la pared y una televisión que rara vez encendía.

Emisaria De La Diosa Del Mal 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora