Propósito

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Autor.

Este capítulo es traído a ustedes por la generosidad de Necronexe, ¡banzai!

Agradezcan.

También, es algo más tranquilo de lo que están acostumbrados, pero espero puedan disfrutarlo.

Besitos.

¡Salve Rose!

Recostada en la cama, decido abrirme.

Mantengo mis piernas cruzadas y manos en el pecho mientras la linda succubo, con un traje ejecutivo, me interroga desde una silla muy metida en su papel.

—Entonces, tú quieres correrte, pero no puedes por más que intentes.

—Me he masturbado, dejado que me masturben y nada. Quiero coger duro, ¿pero de qué serviría si no logro llegar?

—¿Y has intentado sexo no convencional?

—Soy la puta Emisaria de la Diosa del Mal, ¿te parece me atrae demasiado el sexo convencional?

—No puedo adelantar conclusiones, Rika; sin embargo, hay algo que no entiendo —menciona escribiendo en una tablilla con hojas de papel.

—¿Qué cosa?

—¿Por qué te importa?

—¿A qué te refieres? —pregunto levantando mi mirada hacia ella.

—Sí, en mi larga y muy basta, en serio, muy basta experiencia como demonio sexual, me he encontrado con algunas personas que no pueden llegar al orgasmo, a la mayoría le preocupa porque teme qué la autoestima de su pareja se vea herida por no poder hacerla llegar, pero no parece que eso a ti te importe, así que...

¿Por qué te preocupa? —no había pensado en eso...

—Bueno... —inflo una mejilla mientras pienso, de verdad es una buena pregunta—. Supongo que porque literalmente fui hecha para sentir placer y ahora me siento rara al no poder hacerlo.

—¿Fuiste hecha?

—Sí, soy una Emisaria, una enviada de Rose desde otro mundo, ella fabricó este cuerpo —me señalo de pies a cabeza—. Volviendo mis zonas tan erogenas qué me mojo al mínimo contacto.

La succubo baja su libreta, frunce el ceño y se levanta de su silla.

—Solo... sólo permiteme.

Se acerca y aprieta uno de mis pechos, a lo que me quejo con un leve gemido, encuentra el pezon sobre el top y lo acaricia.

—Vaya, es verdad.

—¿Puedes saberlo por mis pezones?

—Puedo saberlo por el olor y la energía que despides, todo eso cambia cuando las personas se excitan.

—Como sea, vuelve a tu papel.

Asiente y se sienta en la silla con las piernas cruzada, luciendo sus hermosas medias negras.

—Bueno, tú Diosa te hizo para tener orgasmos constantes y muy aparte de lo celosa que estoy por eso, me pregunto, ¿significa que quieres tener orgasmos por tu Diosa?

—¿Qué? no —reacciono con desagrado.

—¿Entonces? ¿qué quieres tú? ¿no puedes llevar una vida normal sin tener orgasmos?

—Ese es un consejo raro viniendo de un demonio sexual.

—No es un consejo, es una pregunta, ¿por qué es un orgasmo importante para ti? ¿qué quieres lograr con eso?

Emisaria De La Diosa Del Mal 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora